En diez años el precio del plátano se ha elevado para el consumidor final por lo menos en un 275% y la gente sigue preguntándose por qué ha ocurrido eso.

El mayor incremento durante ese tiempo se dio “de golpe” desde mediados de 2019, cuando asombrosamente se colocó a 30 pesos por uno.

República Dominicana es un país eminentemente productor de esa musácea y a menudo el consumidor se resiste a aceptar que cueste tanto dinero adquirir una unidad de éste. Si usted no paga por lo menos entre 25 y 30 pesos por cada plátano, por ejemplo, a nivel de supermercados de la capital, es poco probable que pueda obtenerlo y consumirlo. En los colmados se vendía ayer entre 20 y 22 pesos, de acuerdo con un levantamiento realizado por este diario. Pero resulta que a nivel de finca los productores, que son los que cargan con el mayor sacrificio, también siguen quejándose porque no son ellos –necesariamente- la parte de la cadena de comercialización que se lleva la mejor tajada o ganancia.

Casos hay suficientes para contar. Leonardo Hernández cultiva poco más de 1,000 tareas junto a parte de su familia en terrenos de La Vega y ayer le aseguró a elCaribe que está vendiendo la unidad entre RD$6.00 y RD$6.50, si se trata de la variedad Fhia, y entre RD$9.00 y RD$10.00 si es plátano criollo.

“No me explico cómo pueden ustedes estar comprándolo tan caro, si yo que soy quien lo siembra lo vendo tan barato”, le cuestiona Leonardo a este periódico.

A lo que concretamente se refiere es a que los intermediarios se están llevando a los bolsillos una ganancia mucho mayor de lo que manda la conciencia y lo razonablemente justo.

Al tema de la carestía, como consecuencia del proceso de compra y venta de un lado para otro, hay que adicionar varios factores para ver el tema en amplitud, específicamente para la coyuntura actual. Uno de ellos es que en la época de frío o invierno (entre diciembre, enero y febrero de cada año) el volumen de producción del plátano baja y a eso se suma la ocurrencia de otros fenómenos en algunas zonas –como tornados- que han tiraron al suelo parte de las plantaciones el pasado año.

Sin embargo, los números oficiales, colgados en la página del Ministerio de Agricultura, vistos por el lado de lo cosechado, muestran una cercanía entre el año 2018 y el 2019. Si se midiera por ese concepto, entonces no debería existir razones para un faltante de plátano demasiado considerable y eso a la vez significa que si la oferta se mantiene en consonancia con la demanda, las razones para justificar una excesiva elevación de precios se caen.

Entre enero y diciembre del año 2018 –siempre partiendo de las estadísticas de Agricultura- hubo una consolidación nacional de cosecha de plátano de 767,077 tareas y en 2019 la cantidad fue de 778,740 tareas. Es decir que hubo en cosecha 11,663 tareas más en 2019 que en el año anterior.

El estrecho margen de presión desde el Estado

En 2012, un plátano costaba entre 8.00 y 10 pesos, según el tamaño y el negocio donde se comprara. A Leonardo Hernández le llama a la atención que el Instituto de Estabilización de Precios (Inespre) no pueda hacer nada para presionar a la baja. “Lo ideal es que ahí actúe Inespre, pero no tiene forma”, indica. La presión a la que se refiere podría lograrse si Inespre adquiere los productos y los comercializa a precios bajos. Pero mientras hace el análisis, quizás Leonardo ha olvidado tomar en cuenta que ya Inespre tiene un limitado canal de distribución.

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