Desde el año 2011, Justa Hinojosa está dedicada a elaborar manteca de cacao, vino y semillas azucaradas con la fruta

A Justa Hinojosa le da igual tener 80 años o menos, cuando de trabajar se trata. “Lo he hecho toda la vida. No puedo estar sin hacer algo”, le dice la longeva dama a elCaribe, que le ha visitado en la comunidad Don Juan, provincia Monte Plata, para conocer la producción de manteca, vino y semillas azucaradas de cacao que elabora en un pequeño espacio de la casa.

“No me gusta que me lo den todo”, asegura, en una conversación difícil de terminar por el nivel de importancia que ha tomado. Justa Hinojosa usa el cacao como materia prima desde el año 2011, cuando varios cursos que realizó le abrieron el apetito para emprender un pequeño negocio. Para entonces contaba con 72 años, una edad en la que poca gente se anima a incursionar en un nuevo oficio.

La producción es corta; se comercializa en Don Juan y en ocasiones se lleva a una y a otra feria local. “Ahora estamos vendiendo pequeñas partes por el Cibao, porque hay un muchacho que las lleva”, explica Justa.

Cuando el equipo de este diario le pregunta a doña Justa si a la gente le gusta mucho lo que ella hace, su respuesta es: “Parece que sí, porque la producción no se queda (no se pierde)”.

Justa no siempre hace sola la labor; le acompaña Andrea Quezada. Las dos, en adición a una tercera persona, mantienen activa la Asociación de Mujeres Unidas de Don Juan. Esa organización estuvo conformada antes por 15 personas, pero las demás se desesperaron y se fueron. “Hay gente que piensa que la ganancia llegará rápido y junta. Hay que seguir muchos procesos y tener paciencia”, aconseja Justa. Experiencia le sobra.

Andrea Quezada se encarga de una parte del proceso para cada producto elaborado. “Pelamos el cacao, lo tostamos, hacemos el dulce y hacemos el vino y la manteca”, explica. El vino que se hace es uno que pudiera “tumbar” (emborrachar) a quien lo toma, en caso de que se le vaya “la mano” con la ingesta.

“El vino tiene esa condición, pero si usted no bebe mucho, entonces no se emborrachará”, asegura Justa, soltando una sonrisa mientras conversa.

Antes de ir a la botella, el vino dura tres meses y 21 días fermentando. Es un vino de esos que en los campos dominicanos llaman “criollo”. Los ingredientes que lleva esa bebida son azúcar, agua, levadura y -por supuesto- cacao.

El fogón de la casa de Justa está encendido muchas horas en el día. Se le coloca una leña que arde bastante y el color del fuego se torna entre rojo y amarillento en ocasiones. El producto final que sale de ahí es la manteca, totalmente natural, y el cacao tostado que luego se envuelve en azúcar. “Esas semillas de cacao son muy buenas para la persona que sufre de Diabetes”, asegura Justa, con la sabiduría propia de una mujer del campo. “Usted puede consumirlas en horas de la mañana”, expresa.

El chofer de elCaribe, Manolo Guzmán, asegura que Justa tiene toda la razón en lo que dice. Mientras el fotorreportero Kelvin Mota sonríe al escuchar la plática de los “expertos” en el tema. Manolo también es campesino, pero no de Monte Plata, sino de un pueblo de la Línea Noroeste.

“Le decimos a la gente que el producto que se lleva de aquí es totalmente natural y que no tiene químico ninguno”, comenta Andrea Quezada, variando un poco el rumbo del diálogo.

“Y los que vienen desde la ciudad de Nueva York pasan por aquí y llevan de todo. Y le gusta mucho todo esto”, agrega Justa Hinojosa.

Explica que para la preparación de la manteca de cacao, lo que se hace es poner a hervir el cacao y que posteriormente la manteca comienza a subir en el caldero (como cuando la leche comienza a hacer nata al hervir, pero guardando las diferencias). “Entonces uno la recoge y luego se pone a freír. Desde que nosotras la envasamos se puede usar”, dice.

Justa Hinojosa plantea que si alguna institución se interesara en su producción o en formar parte de la actividad (sociedad), una de las cosas que pediría serían algunas máquinas para realizar algunos de los procesos de elaboración.

En la provincia Monte Plata hay una producción importante de cacao. Una partecita de eso que se produce es comprarlo Justa. “Aquí los que cosechan el cacao suelen venderlo verde y luego se pone a fermentar”, sostiene.

“Hemos participado en la feria de Yamasá y en ocasiones hemos ido a la de Monte Plata. Ahí la gente ha podido apreciar lo que hacemos. A las ferias de la capital no hemos podido asistir”, dice Andrea Quezada, mientras Justa se prepara para mostrar uno de los certificados de participación de un curso.

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