Washington La Cumbre por la Democracia, organizada por Estados Unidos y en la que han estado presentes de forma virtual un centenar de países con ausencias notables como China y Rusia acabó ayer sin acuerdos concretos y con la promesa del presidente del país, Joe Biden, de convocar una nueva cita en 2022.

Biden emplazó a los asistentes a reunirse en un año, a poder ser ya de forma presencial, para revisar el cumplimiento de los compromisos lanzados en estos dos días de discurso, aunque no ha habido un consenso específico alcanzado por los participantes en la cita.

Este foro multilateral concluyó como empezó, con un discurso del anfitrión en el que Biden insistió en la necesidad de seguir colaborando para fortalecer las democracias de amenazas como la desinformación, la corrupción o los autoritarismos.

Consideró que los líderes de los gobiernos tienen la responsabilidad de fortalecer las democracias impulsando reformas dirigidas a la transparencia y la rendición de cuentas y a la resiliencia frente a quienes apuestan por el autoritarismo.
También dijo que es necesario trabajar con el sector privado para combatir la corrupción y construir economías más igualitarias.
A la hora de hablar de los compromisos estadounidenses, Biden habló no sólo de colaborar en el fortalecimiento de las democracias en el mundo, también citó retos nacionales, y en especial el de defender el “sagrado derecho a votar libremente”, en un momento en varios estados republicanos han aprobado normas que según denuncian los demócratas restringen dicho derecho.

Regulación tecnológica

Los debates de la segunda jornada estuvieron centrados en el papel de la tecnología y en la necesidad de normas que la regulen para evitar ataques a la democracia.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, defendió en este sentido la necesidad de regular el mundo digital para que sirva a los propósitos y el bien común y llamó a combatir todas las formas de extremismo y populismo para fortalecer las democracias.

Guterres consideró que la pandemia ha generado “mayores desprecios a la democracia” e insistió en la necesidad de que se condenen “todas las formas de populimos, nativismos y extremismos utilizando todas las herramientas disponibles en la revolución tecnológica”.

Por eso advirtió de que hay que regular el mundo digital para que sirva al bien común, sobre todo en un momento como el actual en el que “muchas veces la verdad no se promueve en las redes sociales”, lo que provoca “ansiedad y desesperación” en las sociedades.

La ministra digital de Taiwan, Audrey Tang puso el sistema de rastreo de contagios por COVID-19 puesto en marcha por su gobierno, que respetaba la privacidad de los ciudadanos, como ejemplo de la necesaria “confianza” entre los sectores económicos y entre los ciudadanos y sus instituciones.

Autocontrol de la industria tecnológica

De desinformación habló el vicepresidente de Microsoft, Brad Smith, quien en su intervención en uno de los debates postó por el “autocontrol” de la industria tecnológica para proteger las democracias y los derechos humanos. “Ninguna industria ni tecnología puede estar por encima de la ley”, dijo.

“Tenemos que reconocer que nuestros modelos de negocios, nuestros sistemas, nuestros algoritmos pueden ser utilizados de forma incorrecta, por nosotros mismos o por nuestros adversarios para socavar las instituciones”, admitió Smith.

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