Ciudad del Vaticano. El papa Francisco pidió ayer a la Virgen el final de la pandemia de coronavirus y de los “nudos” del “egoísmo y de la indiferencia”, en la ceremonia con la que ha concluido la maratón de rezo de Rosario a la que dedicó mayo.
“Hemos dirigido nuestros ojos a ti, Madre de la Misericordia, suplicándote que acabe la pandemia y la humanidad pueda retomar la vida cotidiana con mayor seguridad”, imploró el pontífice en la ceremonia, que tuvo lugar en los Jardines Vaticanos.

El pasado 1 de mayo el pontífice inauguró una “maratón de oración” para pedir el final de la pandemia y cada día del mes se ha celebrado en un santuario del mundo, desde el Vaticano, pasando por Oriente Medio, África o Asia hasta Latinoamérica.
Este lunes fue el momento de cerrar esta iniciativa. El papa pronunció sus palabras ante un lienzo que representa a la Virgen Desatanudos, de la que es muy devoto, y que procesionó por los Jardines hasta ser instalada sobre un lecho de rosas blancas.
Francisco abrió el rezo del Rosario con unas breves palabras con las que pidió a la Virgen que deshaga los “muchos nudos que se atan en nuestra existencia y perjudican nuestra actividad”, dijo.
“Son los nudos del egoísmo, nudos económicos, de la violencia y de la guerra. Con tu obediencia has desatado el nudo de la desobediencia de Eva, con tu fe has deshecho lo que Eva había atado con su incredulidad”, oró el papa.

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