Washington. El candidato demócrata a la Presidencia, Joe Biden, urgió a los votantes a salvar “el alma de la nación”, mientras que su rival, el mandatario Donald Trump, se aferró a su nacionalismo más hostil y se perfiló como la opción antisistema.

Los dos aspirantes celebraron ayer mítines en el puñado de estados que decidirán el resultado de los comicios de hoy.

Biden comenzó la jornada en Ohio, donde Trump ganó por ocho puntos porcentuales hace cuatro años y donde el exvicepresidente argumentó que las elecciones representan una “batalla por el alma de la nación”, el mismo mensaje que ha abanderado desde el inicio.

Además, el exvicepresidente definió las elecciones como un referéndum sobre la moral de EE.UU. y sobre el liderazgo de Trump, al que acusó de “azuzar las llamadas del odio”.

“Cuando EE.UU. vota, su voz será escuchada. Cuando EE.UU. es escuchado creo que el mensaje se va a oír alto y claro, es hora de que Donald Trump haga las maletas y se vaya a casa. Ya hemos tenido bastante caos, ya hemos tenido bastantes tuits, ya hemos tenido bastante rabia, ya hemos tenido bastante irresponsabilidad. ¡Tenemos mucho trabajo por hacer!”, gritó.

Biden, un líder sensible y moderado

Una de las grandes fortalezas de Biden es su capacidad para empatizar con los estadounidenses, que le ven como alguien cercano, un líder de centro con raíces de familia trabajadora, por lo que podría entender la ansiedad de quienes sufren con las consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia.

Biden aprovechó esa imagen que EE.UU. tiene de él y, en un momento del mitin en Ohio, se inclinó sobre el atril e hizo una confesión aparentemente ensayada.

“Les voy a decir una cosa: lo que más me ha molestado de todo esto, lo que emocionalmente más me ha molestado, es la forma en la que (Trump) ha hablado de quienes se han vestido el uniforme militar, el que les llamara perdedores y fracasados”, sostuvo.

Recordó entonces a su hijo, Beau, fallecido de cáncer en 2015 y que siendo el fiscal general de Delaware decidió irse de voluntario a la guerra de Irak durante un año.

“¡Mi hijo no era un perdedor, mi hijo no era un fracasado, mi hijo era un patriota, como todos los hijos e hijas, padres y abuelos que han servido al país en el Ejército!”, clamó Biden.

Trump, perpetuo candidato antisistema

En un movimiento provocador, Trump dio su segundo mitin electoral del día en Avoca, a solo 15 minutos en auto de Scranton y donde fue recibido con los aplausos de una marea de seguidores con gorras rojas y banderas de EE.UU., entre los que se encontraba el británico Nigel Farage, uno de los cabecillas por el Brexit.

“En 2016, Pensilvania votó por sacar a este corrupto aparato de Washington y eligieron a alguien ajeno a ese aparato y que, finalmente, está poniendo a EE.UU. primero. Si no sueno como un político tradicional de Washington es porque no soy un político”, manifestó.

“Si no sigo las reglas de Washington o del aparato político de Washington -añadió- es porque fui elegido para luchar por ustedes para luchar más fuerte que nadie antes”. Trump repitió ese mismo mensaje en su primer mitin del día, en Carolina del Norte, y en lo que representa un intento para perfilarse como el candidato antisistema, pese a ser el actual presidente, pero como contraste a Biden, cuya carrera política se extiende a casi cinco décadas. Después de sus actos en Carolina del Norte y Pensilvania, Trump se dirigió a Traverse City (Michigan), Kenosha (Wisconsin) y Grand Rapids, también en Michigan.

Los estados clave

FLORIDA. Florida es el estado clave por excelencia. En 2016 votó por Trump, en 2008 y 2012 por Barack Obama, en 2004 y 2000 por George Bush hijo, en 1996 por Bill Clinton o en 1992 y 1988 por George Bush padre. En el 2000, de hecho, tras un recuento que duró semanas, entregó la Casa Blanca a Bush por unos 500 votos.

PENSILVANIA/MICHIGAN/WISCONSIN. Estos tres estados eran un seguro de vida para los demócratas gracias al voto afroamericano urbano y a la clase trabajadora blanca. Hasta 2016, Wisconsin había votado demócrata en las siete anteriores elecciones presidenciales, mientras que Michigan y Pensilvania en seis.

MINESOTA/NUEVO HAMPSHIRE. Con características parecidas a los tres anteriores aunque aún más demócrata si cabe, Minnesota fue el cuarto estado que Trump se puso entre ceja y ceja conquistar en 2016, pero no pudo. Otro estado que los demócratas salvaron por los pelos fue Nuevo Hampshire, donde un 94% de votantes blancos y con peso rural es terreno abonado para Trump.

CAROLINA DEL NORTE. Aunque se inclina hacia la derecha, votó por Obama en 2008 o por Jimmy Carter en 1976. En 2016 optó sin mucho entusiasmo por Trump y una alianza entre afroamericanos y votantes moderados a favor de Biden pondría en peligro sus 15 compromisarios para el presidente.

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