Buenos Aires. El primer encuentro entre el presidente de Argentina, Alberto Fernández, y el mandatario electo, Javier Milei, se resumió en la única fotografía que se hizo pública, en la que ambos posaron con caras largas con el bucólico fondo del jardín de la Quinta de Olivos, la residencia presidencial.

Ese fue el primer paso oficial de la “transición ordenada y responsable”, como la calificó la oficina de Milei en su comunicado diario, que agregó que “desde entonces, los equipos técnicos se encuentran iniciando conversaciones con todas las áreas del Gabinete Nacional” para coordinar ese traspaso con vistas al 10 de diciembre.

El segundo día del líder de La Libertad Avanza (ultraderecha) como presidente electo comenzó bien temprano, con el desplazamiento en un vehículo particular desde el Hotel Libertador, de Buenos Aires, donde instaló semanas atrás su ‘búnker’ de campaña y donde mantiene su oficina de trabajo, hacia la Quinta de Olivos.

Con custodia privada y junto a Nicolás Posse, hombre fuerte de su campaña, se dirigió a la residencia presidencial, a la que llegó poco después de las 8.15 horas (11.15 GMT) y en la que permaneció unas dos horas y media.

En el trayecto hacia el alfoz de Buenos Aires, donde se encuentra la que será su futura residencia, tuvo tiempo de bajarse del automóvil para saludar a unos niños que viajaban en el transporte escolar y lo aclamaban desde la ventana.

Sin que trascendieran detalles de la conversación, sí se supo que fue un encuentro “amable y respetuoso” entre el mandatario peronista, que concluye su mandato el 10 de diciembre tras decidir no presentarse a la reelección, y el economista libertario que pateó por completo el tablero de la política argentina y, en sólo dos años, pasó de entrar al Congreso como diputado a ser el próximo presidente de Argentina.

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