La escalofriante confesión que llevó a pedir la castración química en Perú
La escalofriante confesión que llevó a pedir la castración química en Perú

El mes pasado, los peruanos se conmovieron al conocer el secuestro y posterior abuso de una niña de 3 años por parte del llamado «Monstruo de Chiclayo«, lo que llevó a miles de personas de todo el país a salir a la calle para protestar y exigir la castración química del responsable.

Según fuentes periodísticas peruanas, el violador, Juan Antonio Enríquez, fue detenido el 16 de abril después de que las cámaras de seguridad lo mostraran secuestrando a Damaris, de 3 años, y transportarla en su coche para ir a su casa de Chiclayo, donde la violó.

Al ser interrogado sobre el paradero de la niña, el abusador, de 48 años, mencionó a la policía que la había raptado a la salida de un complejo de departamentos en las afueras de la ciudad de Chiclayo. Cuando la policía acudió al domicilio de Enríquez, encontró a la niña atada y esposada. Posteriormente la llevaron a una clínica local donde se confirmó que había sido agredida sexualmente.

El «Monstruo de Chiclayo» confiesa

Recientemente, la policía dio a conocer la escalofriante confesión de Enríquez. En palabras del hombre, «la llevé a mi casa para violarla porque estaba borracho».

Enríquez describió entonces que vio a Damaris sola fuera de un complejo residencial y subió a su coche. Tras llevarla a su casa, admitió haberse grabado violando a la niña.

«La menor que se ve en los vídeos es la que secuestré y llevé a mi dormitorio. Allí es donde grabé con mi móvil los actos sexuales que se ven en el vídeo», confesó.

El violador también confesó que ató a la menor para «evitar que se escapara» y que planeaba dejarla en una calle vacía después de terminar con ella.

Peruanos exigen la castración química

Vecinos de Chiclayo y la opinión pública peruana han exigido en las últimas semanas justicia para Damaris. Mediante la sentencia de cadena perpetua para el violador, quien actualmente cumple nueve meses de prisión por su delito.

Enfurecidos por la clemencia de la sentencia, los peruanos salieron a la calle para protestar por la decisión del tribunal e incluso quemaron la casa de Enríquez, según varios vídeos que circularon por las redes sociales.

Con el tiempo, también empezaron a escuchar exigencias de castración química para los abusadores de menores, lo que llevó al gobierno a enviar un proyecto de ley al Congreso que propone convertir el castigo en ley. El ministro peruano de Justicia y Derechos HumanosFélix Chero, anunció la legislación en una conferencia de prensa el mes pasado y señaló que la medida pretende hacer frente a los «delitos contra la libertad sexual«.

Sin embargo, algunos críticos se han manifestado en contra de la legislación. Según Matilde Cobeña, abogada de la Defensoría del Pueblo, la castración química para los violadores de niños es «ineficiente».

¿Qué es la castración química?

La castración química consiste en la administración de medicamentos antiandrogénicos que anulan las funciones de las hormonas masculinas y, por tanto, también la conducta sexual del hombre. No se trata, por tanto, de una forma de esterilización, ya que los efectos son reversibles y tampoco se producen alteraciones físicas como en la castración quirúrgica, que consiste en la eliminación de testículos u ovarios.

Este último procedimiento fue muy usado en Europa a mediados del siglo XX en condenados por agresión sexual, pero se comprobó que no era un tratamiento eficaz, pues muchos delincuentes persistían en sus agresiones sexuales.

 

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