Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)

París, (EFE).- Los miembros de la Unesco votan entre mañana y el viernes, en una reunión extraordinaria en París, el plan de retorno a la organización de Estados Unidos, que no sólo ha expresado su deseo de reintegrarse cuanto antes, sino que propone saldar la deuda de 619 millones de dólares que acumula desde 2011.

En un encuentro con la prensa en la antesala de la reunión, la directora general de la agencia de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Audrey Azoulay, se manifestó «optimista» de cara al debate que debería conducir a la aprobación del plan financiero estadounidense y a su readhesión como miembro de pleno derecho.

«Esperamos un fuerte apoyo con algunas voces discordantes», indicó Azoulay en la sede de su organización en París.

Este tipo de decisiones normalmente se tendrían que abordar en una conferencia ordinaria de sus 193 miembros y se dirimiría por mayoría simple. Pero el deseo de Washington de recuperar su estatus a partir de este mismo mes de julio ha llevado a un proceso acelerado que requerirá un respaldo de dos tercios de los Estados participantes.

Tan solo en cinco ocasiones, recordó Azoulay, la Unesco ha organizado reuniones extraordinarias como la que se celebrará este jueves y viernes.

Sólo dos miembros, Rusia y Sudáfrica, se abstuvieron de apoyar la convocatoria de la cita extraordinaria, que incluso contó con el respaldo de China, aunque con la advertencia de Pekín de que el retorno estadounidense debe producirse con un espíritu constructivo.

Estados Unidos salió de la Unesco en 2017, durante el mandato del anterior presidente, Donald Trump, quien acusaba a la institución de adoptar posiciones reiteradamente antiisraelíes.

Ya en 2011, cuando en la Casa Blanca estaba Barack Obama, Estados Unidos había congelado su contribución anual obligatoria como integrante de la organización, en aplicación de una legislación del Congreso en reacción a la aceptación de Palestina como miembro de la Unesco.

El pasado 8 de junio, en una carta del Departamento de Estado enviada a la Unesco afirmó haber tomado nota de los «esfuerzos» de la organización por «implementar reformas de gestión y administrativas clave, así como por enfocarse en reducir el debate politizado, especialmente en lo relacionado con Oriente Medio».

UN GESTO DE COMPROMISO RENOVADO CON LA UNESCO

Como miembro de la ONU, Estados Unidos tendría derecho a reintegrarse sin pagar sus deudas pendientes, pero la propuesta de readhesión del Gobierno de Joe Biden incluye un plan para saldar un saldo acumulada desde 2011 que asciende a 619 millones de dólares, además de volver a pagar las cuotas obligatorias (de unos 30 millones) a partir de este mismo mes de julio.

El plan que se examinará en París contempla, precisamente, una aportación de 150 millones extras cada año para limar la deuda pendiente, a partir de 2024.

Esto es posible gracias a que el Congreso estadounidense se puso de acuerdo en diciembre pasado para autorizar de nuevo la contribución financiera a la Unesco, con un acuerdo de los dos grandes partidos que no deberá revisarse hasta 2025.

Con esto, Estados Unidos volverá a ser el principal contribuyente al presupuesto de base de la organización, que luego se complementa con aportaciones voluntarias por un monto que en los últimos años fue casi igual a las aportaciones obligatorias.

Azoulay destacó que «lo importante» es el retorno político de uno de los Estados fundadores, por encima de los aspectos financieros. «Una institución multilateral -insistió- tiene la vocación de acoger a toda la comunidad internacional».

Que el retorno estadounidense venga acompañado de este plan financiero es, no obstante, un «gesto muy fuerte» que evidencia el renovado compromiso estadounidense con la organización, subrayó.

La directora general no espera, pese a ello, que la vuelta vaya a tener un gran impacto en la estrategia actual de la agencia.

Más bien, dijo, muestra el interés estadounidense de sumarse a la hoja de ruta planteada por la Unesco, en especial en temas como su trabajo para proteger el patrimonio de Ucrania, los programas de memoria sobre la esclavitud, sus iniciativas sobre la inteligencia artificial y sus roles de mediación en Oriente Medio.

Respecto a un posible retorno de Israel, que también salió de Unesco tras la retirada de EE. UU., Azoulay se mostró más incierta, ya que aunque la vuelta de Washington favorece las perspectivas, pero la decisión final está en manos del nuevo Gobierno israelí.

Estados Unidos ya abandonó la Unesco en 1985, durante la presidencia de Ronald Reagan, y retornó en 2003. 

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