Taipéi/Pekín. El triunfo en las elecciones presidenciales de Taiwán del candidato oficialista y hasta ahora vicepresidente, William Lai (Lai Ching-te), hace prever cuatro años más de tensiones con China, que considera al vencedor como un separatista, apuesta por la reunificación del país y cree que los comicios no han expresado el sentir unánime de la población.

“Los resultados no son buenos para China”, considera en declaraciones a Efe el director del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos.

No obstante, el experto puntualiza que “no es previsible” que Pekín reaccione “de forma brusca e intempestiva, pues eso solo incrementaría la desafección”.

“A lo que sí le obliga es a repensar de forma significativa su política hacia Taiwán, pues ofrece signos claros de agotamiento”, comenta Ríos, quien cree que los gestos de ambas partes de aquí al 20 de mayo, cuando Lai tomará posesión, “serán importantes”.

De momento, los cruces de reproches entre Pekín y Taipéi tras las elecciones ilustran una relación que en los últimos años ha ido de mal en peor y no tiene visos de mejorar próximamente.

China reaccionó a la victoria de Lai asegurando que el resultado no representa la opinión mayoritaria de la sociedad taiwanesa respecto a cuál debe ser la relación con China, a lo que el Ministerio taiwanés de Exteriores replicó pidiendo a Pekín que respete los resultados electorales y afronte “la realidad” de la isla.
Sobre este enfrentamiento constante también se han pronunciado las urnas, a juicio de Ríos.

“A la vista del balance de las elecciones, hay un cierto hartazgo en sectores de la sociedad taiwanesa disconformes con que el estrecho lo absorba casi todo y que reclaman políticas eficaces en el orden de la existencia material y no tanto de lo existencial, de la soberanía”, indica.

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