Los retos de Lula para su tercera presidencia en Brasil
Los retos de Lula para su tercera presidencia en Brasil

Luiz Inácio Lula da Silva comienza este 2023 con un gran reto a sus 77 años. Desde este domingo será por tercera vez en su historia presidente de Brasil aunque, en esta oportunidad, con grandes desafíos por delante.

En un clima de cierta tristeza tras la muerte del ídolo del fútbol Pelé, la «Era Lula» tendrá por principal objetivo sanar un país profundamente dividido y abrirse nuevamente a un mundo vigilante del camino que pueda tomar Brasil.

Los retos de Lula para esta nueva etapa

El líder del Partido de los Trabajadores ya estuvo al frente del país en dos oportunidades, entre el 2003 y el 2010. Sin embargo, a casi veinte años de su primer mandato y a trece de su último paso por el Palacio de Planalto, ahora deberá afinar su estrategia para poder cumplir con sus promesas de campaña y llevar adelante una exitosa gestión, en un contexto muy distante de aquella prosperidad económica con la que supo gobernar.

Para acompañarlo durante los próximos años, Lula conformó un equipo multipartidista, aunque con sus aliados del PT en los puestos clave. Asimismo, envió un claro mensaje de inclusión a la sociedad con una mayor presencia de mujeres en su gabinete.

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El Congreso, sin embargo, será uno de los grandes retos para el Presidente entrante ya que estará dominado por partidos conservadores, gracias al auge de la ultraderecha. Esto limitará su margen de maniobra. Aunque muchos analistas aseguran que la amplia alianza parlamentaria que ha logrado formar no lo dejan completamente maniatado.

Lula asume, también, en un país sumido en un lúgubre estado de escasez y declive en bienestar social, educación, sanidad y protección medioambiental. Todo esto sumado a las 58 millones de personas que no votaron por él.

Por todo esto, tendrá la “tarea hercúlea” de sacar de la inseguridad alimentaria a más de 215 millones de brasileños. Asimismo, poner fin a la destrucción de la Amazonía, mejorar el deficiente sistema educativo y abordar la desigualdad social y la violencia.

También, deberá hacer frente a la restricción de la posesión de armas de fuego y reconciliar a Brasil con el mundo. Todas cuestiones que, según afirma, fueron consecuencia de la “gestión irresponsable” de Bolsonaro.

Con la cartera ajustada

Fiel a su inclinación política, ha asegurado que su “prioridad es cuidar de los más pobres”. Es por ello que, ya antes de asumir, comenzó las negociaciones en el Congreso para conseguir la aprobación de una enmienda constitucional que no limite el dinero destinado a la “Bolsa Familia”, la ayuda social para los más pobres. También, incluyó el debate por el salario mínimo.

Pero ésto no le será suficiente para sacar de la pobreza a los millones de brasileños, por lo que deberá aumentar el gasto sin subir impuestos, con un marco de control presupuestario eficaz que prevenga la pérdida de confianza y sus consecuencias negativas sobre la economía.

Mantener la inflación baja -del 6% en noviembre- en medio de la desaceleración económica mundial, así como una tendencia a la baja del desempleo, serán otras de las tareas pendientes de Lula, mientras los mercados temen una explosión de la deuda pública durante su mandato.

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