Puerto Príncipe. Miles de haitianos viven en campamentos improvisados sin los servicios básicos, obligados a abandonar sus hogares a causa de la guerra entre bandas que luchan por nuevos territorios, sin que el Gobierno acuda en su ayuda.

Jeanne Pierre, de 30 años, lleva varios días viviendo en una tienda de campaña con sus cuatro hijos. En abril de 2023, huyó de Ona-ville, al norte de Puerto Príncipe, para refugiarse en la casa de su padre en Carrefour-Feuilles, en el sureste de la capital. Pero su calvario no terminó ahí. La volvieron a desahuciar.

“Vivía en la casa con una hermana mayor cuando aparecieron cinco individuos armados y nos ordenaron que nos fuéramos, diciendo que venían a quemar la casa. Tomé a mis hijos y me fui. Mi hermana se negó a irse y le dispararon dentro de la casa, la que finalmente quemaron”, narró bajo llantos Jeanne Pierre a la Agencia EFE.

La mujer, enferma de asma, tiene dos bebés y otros dos niños pequeños que viven en el campo. Ella es una de la decena de personas del lugar que viven en una pequeña y estrecha tienda de campaña que no puede resguardarse de la más mínima gota de lluvia.

Esta no es sólo la realidad de Jeanne, sino la de muchos miles de hombres, mujeres y niños expulsados de sus hogares por bandas armadas que mantienen secuestrado al país desde hace al menos cinco años, con total indiferencia por parte de las autoridades. “Tendrías que venir por la noche para ver realmente cuánta gente hay aquí”, dice una persona sobre cada uno de los cinco campamentos improvisados visitados por EFE. Una forma de subrayar el hecho de que, durante el día, un gran número de personas abandona los campamentos para ir en búsqueda del sustento.

Los desplazados se refugian en colegios e instituciones públicas y plazas, en zonas que aún no están bajo el control directo de las bandas. Viven en espacios que carecen en gran medida de intimidad y de servicios sociales básicos, como agua o baños. Más de 800 personas, entre ellos 246 niños y 65 embarazadas, viven desde hace varios días en el gran patio de un gimnasio del centro de la capital, convertido en refugio temporal para desplazados, tras abandonar sus hogares en Carrefour-Feuilles, en el sureste de Puerto Príncipe, escenario de intensos ataques recientemente.

Precariedad extrema

“Aquí, en todos los sentidos, necesitamos el apoyo del Estado, que no nos brinda ninguna ayuda”, afirma Jean Baptiste Nelson, coordinador del comité del Centro de Alojamiento para Desplazados.

En este vasto espacio situado a menos de un kilómetro del Palacio Nacional, la gente duerme al aire libre en el suelo. “Tenemos una crisis de agua. La gente está consiguiendo agua de otros lugares, a pesar de que tenemos un depósito que puede contener al menos 9 camiones de agua, pero no podemos, continúa Nelson.

Niños y mujeres son los más vulnerables ante los conlfictos entre bandas.

Carrefour-Feuilles resiste a pesar de todo

Lo que no se cuenta en la prensa es que, en Carrefour-Feuilles, junto a la impotente Policía Nacional, resisten miembros de la población, en su mayoría hombres, que se defienden de los grupos armados decididos a controlar la zona. “Por la noche hay más jóvenes resistiendo”, confiesa uno de ellos.

Y, según testigos presenciales, si no hubiera sido por la feroz resistencia de la policía y la población local, todo el distrito habría caído ya en manos de las bandas de Grand Ravine. El otro medio de resistencia de la población son las manifestaciones masivas en las calles de Puerto Príncipe.

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