ESCUCHA ESTA NOTICIA
|
Rusia y Cuba han condenado enérgicamente el asesinato del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, quien falleció en un ataque aéreo israelí en Beirut.
Este trágico evento ha desatado alarmas sobre las “consecuencias catastróficas” que podría acarrear, según alertó el gobierno ruso. La comunidad internacional se encuentra en estado de alerta, y muchos temen una intensificación del conflicto en la región.
Le recomendamos leer
“Condenamos enérgicamente el nuevo asesinato político cometido por Israel. Esta acción contundente puede tener consecuencias dramáticas aún mayores para el Líbano y todo Oriente Medio. La parte israelí estaba al tanto de ese peligro, pero dio otro paso semejante: mató a ciudadanos libaneses, lo que casi de manera inevitable provocará un nuevo aumento de la violencia”, indica el comunicado.
La muerte de Hassan Nasrallah y su impacto
Hassan Nasrallah lideró Hezbolá durante 32 años y se convirtió en un símbolo de resistencia chiita. Su muerte, ocurrida tras un bombardeo el viernes sobre un edificio en el suburbio de Dahieh, representa un momento decisivo en la larga confrontación entre Israel y este grupo libanés.
La Fuerza de Defensa de Israel (FDI) confirmó el deceso, afirmando que la operación fue producto de “años de seguimiento y una vigilancia precisa en tiempo real”.
Reacciones de Rusia y Cuba
Rusia, en su declaración, destacó la gravedad de este asesinato político y advirtió sobre las posibles repercusiones en la estabilidad regional. Por su parte, Cuba expresó su rechazo al ataque, reafirmando su apoyo a la lucha de Hezbolá. Ambas naciones coinciden en que este acto violento solo exacerbará las tensiones existentes y podría dar lugar a un aumento en la violencia en el área.
La Respuesta de Hezbolá y de Irán
Hezbolá ha prometido continuar su lucha contra Israel, afirmando que la muerte de Nasrallah no detendrá su resistencia. Irán, aliado cercano de Hezbolá, reafirmó su apoyo al grupo, destacando que el “camino de la resistencia” se mantiene firme.
Esta situación augura una posible escalada en el conflicto entre Israel y Hezbolá en los próximos meses, generando preocupación entre los analistas de la región.