Los muertos por los incendios que asolaron la semana pasada la isla de Maui, en Hawái, Estados Unidos, ascienden ya a 106, según los últimos datos publicados por la Policía. Hasta el momento solo han logrado indentificar cinco de ellos, según las autoridades, que han empezado también a hacer públicas sus identidades.

La Policía sigue insistiendo en que es muy probable que la cifra de muertos siga aumentando considerablemente debido a que, por el momento, solo se ha inspeccionado el 32% del territorio quemado. Por otro lado, el número de personas que permanecen desaparecidas sigue sin actualizarse. Las últimas cifras hablaban de más de 1.000 individuos en paradero desconocido.

Con la tragedia, crecen también las peticiones de rendición de cuentas, especialmente de aquellos que piden a la autoridades que aclaren por qué no funcionaron las alarmas para avisar a la población de los fuegos, a pesar de que la isla cuenta con una de las mayores redes del mundo de alertas sonoras por emergencias naturales.

Por ello, Josh Green, gobernador de Hawái, dio este martes una entrevista en la CNN en la que explicó que se ha abierto ya una investigación para esclarecer lo ocurrido, aunque detalló que este tipo de alarmas están diseñadas para activarse en caso de tsunami o huracán.  

La identificación de los fallecidos

Los dos primeros fallecidos que identificaron son dos hombres de 74 y 79 años, Robert Dyckman y Buddy Jantoc, originarios de Lahaina, la ciudad de la isla más castigada por la tragedia. Las autoridades han confirmado la identificación de otras tres personas más, pero sus nombres todavía no han trascendido y se darán a conocer cuando se notifique a las familias.

Sobre el resto de víctimas, Josh Green, en su entrevista en la CNN, comntó que será «muy difícil» identificar a todos los muertos y por a las familias de los desaparecidos a que acudan personalmente a proporcionar muestras de ADN.

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Para ello se ha habilitado un Centro de Asistencia Familiar en el Centro Comunitario Kahului. Hasta el momento, han sido 41 los familiares de desaparecidos que han proporcionado muestras de ADN. El problema de esta identificación, que según Green tardará semanas, es que muchos de los restos encontrados son irreconocibles y muy pocas veces se encuentran huellas dactilares. Por ello, los investigadores deben desarrollar perfiles de ADN y encontrar coincidencias con las muestras de los familiares.

Un equipo de expertos

En una rueda de prensa celebrada este martes, el director de la Oficina de Respuesta en la Administración para la Preparación y la Respuesta Estratégicas (ASPR), Jonathan Greene, ha anunciado que el Gobierno estadounidense ha enviado un equipo forense a Hawái para ayudar precisamente en esta identificación de las víctimas.

Este equipo está compuesto por especialistas de distintas disciplinas, como técnicos de laboratorio y de radiología. Se trata así del mismo tipo de especialistas que ya han sido enviados catástrofes anteriores, como el huracán Irma en 2017, o el Sandy en 2012, que mató a 233 personas en ocho países, 159 de ellas en Estados Unidos.

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