Lewiston (EE.UU.), 27 oct (EFE).- Un padre y su hijo que estaban jugando a los bolos, un matrimonio de septuagenarios o cuatro personas sordas que participaban en un torneo de «cornhole», un juego de mesa originario de Norteamérica. Así son los 18 fallecidos en los tiroteos masivos de Lewiston (Maine), cuyas identidades fueron reveladas este viernes por las autoridades.

Dos mujeres y 16 hombres, con edades comprendidas entre los 14 y los 76 años, cuyas vidas acabaron el pasado miércoles, cuando un hombre de 40 años llamado Robert Card, militar en la reserva con un historial de problemas mentales, irrumpió en una bolera y en un restaurante con un fusil de guerra.

La Policía continúa buscándolo y este viernes las operaciones se centraron en el río junto al que se encontró el vehículo en el que presuntamente huyó.

Así lo informó en una rueda de prensa Mike Sauschuck, comisario del departamento de seguridad pública de Maine. En el área del río Androscoggin cercana al municipio de Lisbon, se está realizando una búsqueda de «posibles cuerpos» con buzos, robots subacuáticos y sonares.

Sauschuck fue el encargado de hacer públicos los nombres de los fallecidos en una rueda de prensa en la que se publicaron fotografías de las víctimas que fueron «aprobadas por sus familias».

Un duro golpe para la comunidad sorda de Maine

Una de las víctimas de la tragedia es Joshua A. Seal, de 36 años, intérprete de lengua de signos, muy popular en la comunidad porque, entre otras cosas, se encargó de interpretar las informaciones sobre la covid de las ruedas de prensa de los Centros Para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) durante la pandemia.

Según contó este viernes a EFE en una entrevista la también intérprete de lengua de signos Regan Thibodeau, quien trabajó con Seal en numerosas ocasiones, si no estuviera muerto probablemente estaría trabajando estos días en el ayuntamiento como intérprete.

Cuatro de las personas fallecidas eran sordas. Como cada miércoles, estaban jugando a «cornhole«, un juego popular en Norteamérica que consiste en lanzar sacos de tela a un tablero con un agujero, en el Schemengees Bar and Grille. Allí irrumpió Card y mató a ocho personas.

Además de Seal, de su grupo de personas sordas murieron Stephen M. Vozzella, de 45 años; Bryan MacFarlane, de 40 años, y Billy Brackett, de 48.

El Schemengees, lugar de encuentro

El Schemengees Bar and Grille es un lugar muy querido entre la población de Lewiston, en Maine. Bar y restaurante, funciona como centro de reunión de numerosos grupos de personas y allí se pueden practicar aficiones como el billar, los dardos o los juegos de mesa.

Además de los cuatro fallecidos mencionados que jugaban al «cornhole», murió Peyton Brewer-Ross, de 40 años, padre de una niña de dos años, mientras que Arthur Fred Strout, de 42 años y padre de cinco hijos, murió mientras estaba jugando al billar, igual que Maxx Hathaway, de 35. Ronald G. Morin, de 55 años, también está en la lista de fallecidos.

El octavo es Joseph Walker, de 57 años, gerente del local. Cuentan los testigos que, antes de ser asesinado, Walker tomó un cuchillo y fue tras el tirador para intentar frenarlo.

Una noche de bolos en familia

Lugar frecuentado por familias, en la bolera Just-in-time Recreation se estaba celebrando un torneo infantil de bolos, por lo que en un principio se temió que los fallecidos fueran niños.

Pero no fue así, ya que el muerto más joven tenía 14 años, Aaron Young, cuyo padre, William A. Young, también falleció.

Murió también el gerente de la bolera, Tommy Conrad, de 34 años, y Tricia Asselin, de 53 años, que trabajaba allí como empleada a tiempo parcial. En su noche libre decidió ir a jugar con su hermana, quien logró escapar, y cuentan los testigos que intentaba llamar al 911 cuando Card le disparó.

Otro de los fallecidos es Michael Deslauriers II, de 51 años, quien, según contó su padre a CNN, murió mientras intentaba cargar contra el tirador.

También fueron asesinados en el centro recreativo Robert E. Violette, de 76 años, un instructor de bolos que estaba enseñando a jugar a los niños, así como su esposa, Lucille M. Violette, de 73 años.

Jason Adam Walker, de 51, William Frank Brackett, de 48 años y Keith D. Macneir, de 64, son los otros fallecidos de las diez personas asesinadas a tiros en la bolera por un rifle AR-15, un potente arma de guerra semiautomática.

EFE, Paula Escalada Medrano.

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