“Yo no tengo ni muerto para aclarar nombre”, fue la respuesta que le dio Nidia Arias a un joven que le preguntó si requería de él para arreglar el nombre en el nicho de su familia, cuando vio que la tumba de su madre estaba rota.

Un momento de angustia y desesperación vivió Nidia cuando acudió ayer, Día de los Fieles Difuntos, a visitar a su madre, quien lleva sepultada casi 11 años en el Cementerio Municipal de Villa Mella, y que al llegar, encontró un hoyo en la tumba de su progenitora.

La señora creyó que los restos de su madre habían desaparecido, por lo que exasperada e irritada requirió una explicación de lo que había sucedido en el lugar. El supervisor del cementerio, Virgilio Duarte, cuando se dio cuenta de la situación, se trasladó al sepulcro de la difunta y con calma inspeccionó y descartó que los restos hubieran sido sacados. Allí se encontraban.

Esa fue la situación vivida ayer en el Cementerio Municipal de Villa Mella, un lugar que actualmente se encuentra en estado deplorable, pues la basura y los nichos rotos son el común. El camposanto tiene tres lugares de acceso, y ninguno de ellos tiene una puerta con la que se controle la entrada de personas. Duarte aseguró que lo que hoy día ocurre allí es muy diferente a lo que antes pasaba, porque el cementerio era el lugar “preferido” para que delincuentes fueran a fumar y a consumir drogas.

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