Desde que asumió el cargo, Abinader ha tenido que lidiar con crisis de todo tipo, sanitaria, económica y social

Luis Abinader se juramentó como presidente de la República el 16 de agosto del 2020 con mascarilla, bajo estado de excepción y la economía en contracción de por el impacto de la pandemia de la covid-19.

Después que llegó al poder, asesinaron al presidente del vecino Haití, Jovenel Moise, esa nación quedó en un vacío de poder, bajo control de las pandillas y desidia de la comunidad internacional que parece no se da por enterada.

Luego, llegó al país la peste porcina africana que afectó a ese sector, el barril de petróleo se cotizaba en agosto del 2020 a 44.97 dólares y ya sobrepasa los US$100. Para completar el ciclo de pruebas al presidente de la República, ahora estalla un conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, en el Este de Europa, que amenaza con disparar aún más la inflación de 8.7 que hay en el país por el alza de los precios de las materias prima.

Si el valor del oro se prueba en el fuego, la capacidad del presidente Abinader está bajo prueba permanente en el manejo de crisis de dimensiones y naturaleza distintas.

“No voy a engañar a nadie con palabras dulces, promesas huecas ni horizontes falsos porque, ni la altísima magistratura que hoy asumo ni la decencia me permitirían semejante irresponsabilidad, porque vivimos una de las horas más difíciles de nuestra historia para la que no contamos con precedentes ni disponemos de recetas probadas porque, sencillamente, no existen. Aun así, en este día solemne, ofrezco trabajo y diálogo ilimitado para, entre todos, salir adelante más fuertes, más unidos y cargados de esperanza”, expresó en su discurso de juramentación.

La dimensión del reto en que le tocó gobernar Abinader, era previsible, pero lo que nadie imaginó es que la situación se complicaría por ingredientes externos que impactan al país.

Antes de la juramentación de Abinader como presidente de la República, el historiador Roberto Cassá fue consultado sobre el contexto histórico de un presidente asumiendo las riendas de un país bajo una crisis de la dimensión que le tocó Abinader.

“Esta es una situación muy difícil pero no es la primera vez que un presidente inicia en una situación muy difícil que se sitúa en la del 1929 y no sabemos si la actual será mayor o menor, pero es un impacto parecido en la economía mundial”, refirió.

Agregó: “El único precedente de una recisión potente es la del 1929 al 1933, no veo otra, porque las otras crisis fueron mucho más breves y de efectos mucho menos prolongados, y no tenían la gravedad de la del 1929 que se debió a los ciclos de Marx (Carlos) del capital que señala Marx entre oferta y la capacidad de consumo propio del capitalismo; hoy no tenemos una crisis fruto de eso, pero son parecidas en términos de efectos”, subrayó el también director del Archivo General de la Nación.

¿Cómo ha manejado las crisis?

Aunque el discurso de toma de posesión de Abinader no fue un poema al optimismo, con el paso del tiempo, el relato oficial sobre la situación del país evade hablar de crisis, de problemas, al contrario, Abinader y su equipo de gobierno, se empeñan en resaltar lo bien que va el país y de como se ha recuperado.

En 18 meses de gobierno, es tiempo suficiente para evaluar el manejo de la crisis. En el manejo de la pandemia ha tenido éxito porque logró reducir los contagios y desde que se aprobó la vacuna contra la covid-19 el país se puso logró iniciar a tiempo un plan de vacunación que fue exitoso.

Logró una recuperación de la economía con crecimiento de 12.4 el pasado año y de 4.4 comparada al 2019, el año anterior al impacto de la pandemia. El turismo se recuperó y las recaudaciones en Aduanas y la Dirección de Impuestos Internos (DGII) superaron las del 2019. Igualmente, ha logrado mantener la estabilidad en la tasa de cambio y dólar se cotizaba ayer a 55.20 por uno.

El gobierno logró mitigar con efectividad la peste porcina africana en un tiempo razonable y asistió a los productores de cerdo. Frente al problema Haití, Abinader gestionó acuerdos con presidentes de Panamá y Costa Rica para promover una alianza internacional que ponga la mirada de las potencias en Haití.
Igualmente, inició la construcción de una verja fronteriza y ha intensificado las repatriaciones.

El reto del gobernante ahora lo representa la inflación que golpea con fuerza todos los sectores, especialmente la canasta básica. El pasado año el Banco Central reportó que fue de 8.5 y en enero alcanzó 8.7. Las medidas de las autoridades monetarias para enfrentar esa situación ha sido aumentar la tasa de interés y recurrir a los subsidios para combustibles y otros sectores para evitar que el total de las alzas llegue a la población.

En el caso de los combustibles, solo la pasada semana el gobierno destinó más de 600 millones de pesos para contener las alzas que se habían generado desde el inicio de año. El problema es que en el presupuesto de este año el gobierno contempló un precio de 62 dólares el barril y ya rosa los cien dólares.

El próximo domingo el gobernante irá por segunda vez a rendir cuentas de sus ejecutorias y planes para este año y tiene el reto del abordaje de la crisis económica y la inflación.

Prueba
Incluso en el último tramo de la campaña, Abinader contrajo coronavirus y eso limitó su participación en el terreno.

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