La Dirección General de Vulnerabilidad y Sismología de Infraestructura Pública y Privada (Onesvie), que dirige Omar Guevara, pidió a la población estar atenta ante los movimientos telúricos y seguir las recomendaciones de los organismos competentes y los científicos de la materia.
Guevara dijo que la isla de La Hispaniola y Puerto Rico comparten su ubicación en términos geológicos, al estar emplazadas en la Placa del Caribe, la cual hace frontera con la Placa de Norteamérica, desplazándose una con respecto a la otra a una velocidad de 2 cm/año.

Agregó que esta interacción de las placas es parte importante de la historia sísmica que ambas islas comparten, provocando terremotos de magnitud significativa (~M8) en el siglo pasado.
Ambas islas poseen fallas de interior de placa con capacidad de generar terremotos de menor magnitud, pero no menos importantes, como es el caso de la falla Septentrional, ubicada en el norte de la República Dominicana, que se ha estimado podría generar terremotos M7.2.

Es parte de nuestra historia, es parte de lo que vivimos. Estamos ubicados en un límite de placas muy complejo y sistemas de fallas activos. ¿Existen muchas interrogantes sobre qué significan todos estos terremotos que están ocurriendo? La naturaleza trabaja a su tiempo y a una escala de tiempo a la que todavía no hemos podido comprender con precisión, destacando que los terremotos hasta hoy en día son impredecibles”, dijo.

Actividad sísmica

El titular de la Onesvie se expresó sobre los eventos sísmicos recientes ocurridos en Puerto Rico, especialmente el de magnitud M6.4 con epicentro en Indios del 7 de enero del 2020 (4:24 am hora local) y la actividad sísmica que lo ha acompañado (con más de 200 réplicas mayores a M3.0) atribuidos a las fallas Punta Montalva (falla de desplazamiento lateral) y Cañón de Guayanilla (falla normal).

“Esto no debe sorprende a la comunidad científica de ambos países. Esta sismicidad se encuentra dentro de los parámetros de sismicidad moderada-alta, existente en la región. Por su proximidad del epicentro a la isla de Puerto Rico y por lo superficial de su foco, es normal que docenas de estos eventos se hayan sentido en tierra. Sin embargo, los daños provocados no eran los esperados para un terremoto de estas características”.

Las afectaciones más graves a nivel estructural que se pudieron apreciar corresponden a numerosas construcciones informales: viviendas y locales, con evidencia de fallos por piso débil, falta de confinamiento en las columnas, entre otros factores.

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