Las elecciones municipales de ayer estaban previstas como las primeras totalmente separadas de las presidenciales y congresuales y su realización se calificaba como hito en la historia Efectivamente hicieron historia, pero con un final totalmente inesperado, en lugar de votar y definir ganadores y perdedores, fueron suspendidas y eso es un duro golpe al sistema democrático e institucional del país.

Una crisis que no tiene precedentes en la historia democrática de la República Dominicana pues es las primera vez que se suspenden unas elecciones desde que se realizan de manera ininterrumpida desde el 1978. La causa fue un problema masivo en el sistema de voto automatizado que usaría el 60% de la población votante para escoger las autoridades municipales.

La Ley Electoral 15/19 establece que en caso de anulación de votaciones las nuevas elecciones deben ser convocadas en un plazo de 30 días.

Sin embargo, juristas como Namphi Rodríguez afirman que la situación provocada por la suspensión de las elecciones no está prevista en el sistema jurídico electoral y que la solución tendría que venir de un acuerdo del liderazgo político. El país no solo ha quedado lastimado en su sistema institucional y democrático, sino que también paga un costo económico ya que las elecciones municipales superan los 3 mil millones de pesos para el montaje.

En los equipos del voto automatizado la inversión fue de casi 20 millones de dólares que se suman a 39 millones invertidos en equipos en el 2016 y que finalmente, en ambos casos, el resultado ha sido el descrédito del resultado electoral del 2016 y la suspensión de las votaciones previstas para ayer.

Caso único en la historia

Desde el 1978 en el país se realizan elecciones de forma ininterrumpida y aunque siempre hay denuncias de fraude como ocurrió en el 1986 y el 1990, el país lograba un resultado electoral aunque fuese cuestionado y en base a eso se instalaban las nuevas autoridades.

En el 1994, esa constante cambió producto del fraude electoral en las elecciones presidenciales de ese año que sumergió al país en una crisis que obligó a un acuerdo denominado el Pacto por la Democracia que conllevó una reforma constitucional.

Todavía no hay una salida a la situación

Hasta el momento la clase política y otros sectores determinantes del país no han planteado una salida a la crisis. Hay quienes han planteado la intervención de Monseñor Agripino Núñez Collado para que encabece un diálogo y concertación que pueda conducir al país a salir de la crisis en que se ha sumergido. Núñez Collado es el mediador por excelencia del país en las situaciones de crisis como las del 1994 y el 1990 y muchos otros casos.

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