Santiago. Un estudio de evaluación de riesgo sísmico de Santiago estima que existen 160,000 edificaciones con un valor de reemplazo de 25 mil millones de dólares.

El estudio realizado en junio del año 2022, en el marco del Proyect Training and Communication for Earthquake Risk Assessment, financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Oficina de Asistencia Humanitaria (BHA) fue diseñado para demostrar cómo la evaluación de amenazas y riesgos de terremotos, pueden informar a los tomadores de decisiones sobre el desarrollo de políticas de reducción de riesgos.

El levantamiento determinó que más del 68% de los habitantes vive en estructuras de uno a dos pisos, con un nivel de provisiones sísmicas bajas.

En consecuencia, contribuye de forma significativa al riesgo sísmico de la ciudad.

El estudio se hizo tomando en cuenta dos escenarios, terremoto de magnitud 6.5 en la zona central de la falla septentrional y a una profundidad de 9.00 kilómetros que implica para la zona urbana de Santiago podría registrar 3,900 edificaciones colapsadas, 1,600 fallecidos, 60,600 personas heridas de gravedad y 246,300 personas desplazadas.

Ante gran sismo

En tanto que un terremoto de magnitud 7.5 en la zona central de la falla septentrional y a una profundidad de 9.00 kilómetros, implica para la zona urbana de Santiago: 6,200 edificaciones colapsadas, 2,600 fallecidos, 97,200 personas heridas de gravedad y 366,800 personas desplazadas.

La comunidad científica ha avanzado en el conocimiento de los eventos sísmicos, ha estudiado el comportamiento, velocidad y deformaciones de las placas tectónicas, al igual que la energía acumulada en las zonas de fallas, con lo que obtiene valiosas informaciones para implementar una gestión de riesgo, con el objetivo de responder al tamaño del evento y a los impactos esperados.

Ervin Vargas, con una maestría en ingeniería ambiental y urbanismo, dijo que los estudios sísmicos han comprobado un desplazamiento acumulado de más de cinco metros, que acumula energía elástica capaz de producir un terremoto de magnitud 7.5 en la escala de Richter.

El experto apunta que tomando en cuenta el último gran terremoto ocurrido en el año 1946, y que ya han transcurrido 77 años, en consecuencia, el país está en un período de recurrencia sísmica. Lo que implica gran peligrosidad para los habitantes de la ciudad de Santiago de los Caballeros.

Vargas, quien junto a expertos dominicanos y extranjeros ha analizado la falla sísmica, expresa que no se puede predecir el día y la hora en que se produciría un gran sismo.

“Nuestras zonas de fallas por sus velocidades de desplazamiento, acumulan energías elásticas”, explicó.

“En períodos aproximados a 50 y 75 años, liberan repentinamente la energía acumulada”, agrega Vargas.

A la falla septentrional se le realizó un estudio paleosísmico, hecho por el servicio Geológico de los Estados Unidos en el 2012.

Específicamente, en la zona central de la falla, en Jacagua, donde se encontró evidencia deque el último gran terremoto ocurrido en la zona fue en el año 1200.

También, que cada período entre 800 y 1200 años, se liberan grandes cantidades de energía.

Por ende, se produciría un terremoto catastrófico de magnitud aproximada a 7.5 en la escala Richter.

El último gran terremoto ubicado en la zona central en Jacagua fue en el año 1200; al 2024 ya han transcurrido 823 años.

Impacto de los sismos en el municipio

El municipio de Santiago de los Caballeros ha sido impactado por grandes terremotos históricos, los cuales han ocurrido en la falla septentrional y en la zona de subducción e interplaca, de la placa de Norteamérica y de la del Caribe.

Vargas entiende que, cuando se dispone de un historial y estudios sísmicos, se puede definir cuándo una ciudad o un territorio, entran en un período de recurrencia sísmica, y entonces podría producirse un terremoto catastrófico con muertes, colapsos de edificaciones y pérdidas económicas cuantiosas. “Atendiendo a ambas consideraciones, no queda duda de que vivimos en una zona de alto riesgo sísmico. También, que transitamos por un periodo de recurrencia sísmica y que podría producirse una fractura de la zona de falla. Por ende, liberándose grandes energías que producirían ondas sísmicas. Las cuales impactarían las edificaciones”, apunta

Indica que, al igual que el riesgo de terremotos, puede comunicarse adecuadamente a las partes interesadas. Vista la realidad sísmica y las vulnerabilidades, Vargas propone desarrollar una cultura de prevención, mitigación y respuesta ante eventos sísmicos a través de campañas educativas. Plantea implementar un plan de adecuación sísmica de edificaciones vulnerables en los sectores público y privado.

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