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Santo Domingo.- La pérdida de audición inducida por el ruido representa un creciente problema de salud que afecta a individuos de todas las edades, que pone en riesgo a adultos, adolescentes y niños. Esta condición, causada por la exposición a niveles dañinos de ruido, puede manifestarse tanto de manera inmediata como progresivamente, convirtiéndose en ocasiones en un daño permanente que impacta significativamente la calidad de vida de las personas.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) alertan que al menos 10 millones de los adultos en los Estados Unidos menores de 70 años presentan indicios de pérdida auditiva debido al ruido, con un estimado de hasta 40 millones de adultos afectados en general.
Los datos proporcionados por estudios y encuestas en los Estados Unidos, específicamente entre los años 2011 y 2012, así como análisis enfocados en adolescentes entre 12 a 19 años de edad durante el periodo de 2005 a 2006, evidencian un creciente número de afectados. “Hasta el 17 por ciento de los adolescentes” presentan indicios de pérdida auditiva ligada al ruido, según reportes de la revista Pediatrics en 2011, lo que subraya la urgencia de abordar este problema desde una perspectiva preventiva.
Las actividades cotidianas, tanto laborales como recreativas, figuran entre las principales causas de la pérdida de audición inducida por el ruido. La exposición a sonidos por encima de 85 decibelios (A), equivalente al ruido generado por motos, herramientas de carpintería o la música a alto volumen a través de auriculares, puede resultar en deterioro auditivo. Especialmente vulnerables son aquellos que participan en actividades como la caza, asistir a conciertos o eventos deportivos con música fuerte, explican los CDC.
“La pérdida de audición puede ser temporal o permanente y afectar uno o ambos oídos”, afirman los especialistas. Los niveles de ruido aceptables se sitúan por debajo de los 70 decibelios (dBA), este es el umbral a partir del cual el ruido puede empezar a ser perjudicial para la audición a largo plazo.
Google desarrolla función que permite a los audífonos medir el pulso. (Google)
La importancia de adoptar medidas de prevención es primordial, tales como mantener una distancia segura de las fuentes de ruido y limitar el tiempo de exposición a sonidos elevados. Una estrategia sencilla propuesta por los expertos es evitar la exposición a sonidos “demasiado altos” y que estén “demasiado cercanos”, o que perduren “demasiado tiempo”. Estas recomendaciones buscan concienciar sobre la protección auditiva en el día a día, muchas veces los daños al oído interno son irreversibles.
Aunque el ruido forma parte inevitable de nuestra cotidianidad, desde el sonido del tráfico hasta el uso de electrodomésticos y dispositivos multimedia, es vital tomar conciencia del impacto que este puede tener sobre nuestra salud auditiva. A través de medidas preventivas y de un mayor conocimiento sobre los niveles seguros de exposición al ruido, se busca reducir significativamente los casos de pérdida de audición inducida por el ruido entre la población, para proteger así uno de nuestros sentidos más valiosos.
“La mayoría de los casos de pérdida de audición inducida por el ruido son causados por el daño y finalmente la muerte de estas células ciliadas”, apunta el Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación norteamericano (NIDCD, sigla en inglés)
Este tipo de pérdida auditiva puede conducir al desarrollo de tinnitus, una condición que se manifiesta como un zumbido o rugido en los oídos o la cabeza. A pesar de que algunos casos de tinnitus pueden disminuir con el tiempo, muchas personas experimentan este fenómeno de manera constante o intermitente a lo largo de su vida. Es importante destacar que, además de la pérdida auditiva progresiva, también existen casos de deterioro inmediato y permanente del oído a raíz de ruidos extremadamente altos, como explosiones o disparos, los que pueden dañar estructuras cruciales del oído medio e interno.
Afortunadamente, la pérdida de audición inducida por el ruido es completamente prevenible mediante la adopción de prácticas de buena salud auditiva. El NIDCD enfatiza la importancia de reconocer los sonidos dañinos, utilizar protección auditiva adecuada y mantenerse alerta frente a entornos ruidosos, especialmente en el caso de los niños, quienes requieren una atención especial para proteger su audición en desarrollo. “Si usted comprende cuáles son los riesgos del ruido y cómo practicar una buena salud auditiva, podrá proteger su audición de por vida”, señala el instituto.
La investigación en este campo sigue avanzando, con estudios enfocados en identificar nuevos tratamientos y estrategias preventivas. Los científicos financiados por el NIDCD están investigando las propiedades protectoras de las células de apoyo en el oído interno y explorando el potencial regenerativo de las células ciliadas, para abrir la puerta a futuras terapias que podrían mitigar o incluso revertir el daño auditivo.
Además, el NIDCD lleva a cabo campañas como “El mundo es ruidoso. Proteja la audición de sus hijos”, una iniciativa que busca concienciar a los padres sobre la importancia de preservar la salud auditiva de los preadolescentes. Estos esfuerzos contribuyen a una mayor sensibilización sobre cómo prevenir la pérdida de audición inducida por el ruido, para asegurar así el bienestar de futuras generaciones.