Debajo del elevado de la Kennedy con Defilló, con frecuencia veo un muchacho joven guardar en un hoyo de la acera lo que podríamos concluir son sus pertenencias. Sus harapos y su expresión facial indican que no está bien. La última vez que lo vi tenía una escoba y con ella arrastraba toda la arena hacia el contén. Estaba limpiando un dos de enero, como cualquier ama de casa que asea su sala. Es impresionante cómo los hombres asumimos y convertimos cualquier espacio en un hogar para cobijarnos, aunque sea limitadamente. Y es cuando te pregunto: ¿De qué te quejas hoy?
Aceras de hogar
Debajo del elevado de la Kennedy con Defilló, con frecuencia veo un muchacho joven guardar en un hoyo de la acera lo que podríamos concluir son sus pertenencias. Sus harapos y su expresión facial indican que no está bien. La última vez que lo…