La Amet es una vergüenza

En muchas ocasiones hemos escrito sobre la inoperabilidad de la denominada Agencia Metropolitana del Transporte, conocida por las siglas de Amet y sobre la incapacidad de la mayoría de sus agentes, para materializar el objetivo que motivó su creación,&

En muchas ocasiones hemos escrito sobre la inoperabilidad de la denominada Agencia Metropolitana del Transporte, conocida por las siglas de Amet y sobre la incapacidad de la mayoría de sus agentes, para materializar el objetivo que motivó su creación, hace más de 15 años.

El rol de esta entidad es cada vez más confuso y el perfil de sus integrantes desmejora en la medida que pasa el tiempo. Parece que los buscan en los lugares más recónditos y apartados del país, para que vengan a las ciudades a cumplir un rol de “borregos”.

Para comprobar esta teoría o esta hipótesis, solo habría que salir a las calles y preguntarles a los ciudadanos de trabajo, sobre el beneficio que brinda el mantener a estos hombres y mujeres en las calles del país, que no sea molestar al que trabaja y “picar”, a quien estiman que puede pagar algo.

Otro rol que juegan muy bien es el de agentes recaudadores, porque en realidad no cumplen ninguna misión de reguladores del tránsito, que es más caótico en la medida en que pasan los días. No tienen el más mínimo respeto por la jerarquía y la autoridad.

La Amet es una asociación de agentes recaudadores, prepotentes, con honrosas excepciones, y persecutores selectivos de los hombres de trabajo, de los conductores que cumplen el pago de impuestos, con las leyes y con su deber.

Estos alegados agentes no ponen control sobre conductores desaprensivos y abusadores que cruzan la luz en rojo, que se lanzan sobre los que transitan con apego a las leyes, acechan en los semáforos, hacen redadas discriminatorias y se creen dioses de su ejercicio, pero no hacen nada por regular un taponamiento  ni hacer viable el tránsito cuando se requiere.

Tienen un jefe con dotes de buen soldado y algunos colaboradores excelentes, pero ellos no pueden con esa estructura viciada que es “Amet”, en la cual el gobierno del Estado gasta recursos que bien pueden ser dedicados a la agricultura, a la salud o a combatir la delincuencia. A quien le sirva el sombrero que se lo ponga con la mano derecha.

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