El amor: ángel y diablo

El otro día iba conduciendo mi vehículo camino a casa y, pensándolo bien, ese es el único lugar en el cual escucho música.…

El otro día iba conduciendo mi vehículo camino a casa y, pensándolo bien, ese es el único lugar en el cual escucho música.

No recuerdo la canción que terminó, pero sí recuerdo muy bien la que comenzó a sonar justo cuando ponía el carro en marcha, el título es “El Amor”, la cantante: Yolandita Monge.

Tan pronto comenzó a cantar, escuché atentamente cada una de las estrofas y debo admitir que es uno de los temas musicales que mejor definen ese sentimiento que en algún momento todos sentimos en la vida, algunos más de una vez.

Comienza definiendo el amor, lo que es y lo que representa. Dice en una parte: “y de pronto te alza, te lanza, te quema, hace luz en tu alma, hace fuego en tus venas y te hace gritar al sentir que te quemas, te disuelve, te evapora, te destruye, te crea”. 

Más adelante describe cómo es capaz de convertir a una persona en el ser más infeliz de la tierra, cuando ama y no es correspondida.

En estos días, a mi alrededor han muerto y nacido amores. He visto los estragos del desamor reflejados en los rostros de más de una amiga y amigo y también, he notado un brillo renovado en las miradas de otros y otras, que están viviendo la pasión y la entrega sincera del verdadero amor.

A unos y otros les recuerdo, que aunque nada es para siempre, todas las circunstancias de la vida hay que vivirlas intensamente.

Ni el sufrimiento, ni la más inmensa alegría son para siempre. Por eso me llamó tanto la atención esta canción, por la fuerza del amor, la misma que es capaz de hacerte estallar de alegría, de optimismo, de esperanza, que renueva tus ilusiones; y esa misma es capaz de hundirte en la más profunda tristeza cuando los celos empañan el horizonte y nos borran la sonrisa.

“Y de pronto el amor es la luz de una llama, que se empieza a apagar y se va y se apaga, es la isla pequeña perdida en la niebla.

Y te arroja de bruces al último infierno, arrancándote el alma, pisándote el cuerpo… y de pronto se para y te ve y se apiada…”

En otro de sus versos expresa que el mismo amor que nos hace ser buenos y darnos sin condiciones, nos empuja a ser malos y nos deja hechos m… l

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