Angioplastia coronaria y stent

Para no pocos dominicanos estos términos no son extraños porque llevan ya las mallas de varios “stents” en su corazón. Para abordar el problema obstructivo de las coronarias, en 1980, era ya muy común la cirugía del bypass (puente) coronario. &#

Para no pocos dominicanos estos términos no son extraños porque llevan ya las mallas de varios “stents” en su corazón. Para abordar el problema obstructivo de las coronarias, en 1980, era ya muy común la cirugía del bypass (puente) coronario.  He sido testigo del surgimiento de muchas novedades de la  tecnología moderna, y he conocido personalmente a algunos de sus preconizadores.

Mientras compartíamos un “coffee break” con un colega puertorriqueño, durante la celebración del XI Congreso Interamericano de Cardiología, en 1980, en San Juan de Puerto Rico, el colega nos dijo que él tenía una cardiopatía coronaria, pero que no quería someterse a la cirugía de bypass, y que esperaría para hacerse una angioplastia, procedimiento que hacía poco tiempo había preconizado un cardiólogo alemán en Suiza.

Andreas Roland Gruentzig, tenía 38 años cuando realizó exitosamente, el 24 de septiembre de 1977, la primera angioplastia coronaria sin anestesia, en Zurich, Suiza.  Gruentzig, quien vivió de niño en EE.UU. como refugiado de guerra alemán, inventó el procedimiento del balón (globo) para dilatar la arteria coronaria. 

En 1958, Mason Sones había introducido el cateterismo para la angiografía coronaria en Cleveland Clinic, en donde René Favaloro, en 1967, había realizado exitosamente la primera operación de bypass coronario. Gruentzig, austero, y no dado a la espectacularidad, rehusó filmar para la TV el procedimiento que cambió notablemente la forma de atacar las lesiones obstructivas de la coronaria, y representó, para muchos pacientes, una alternativa menos invasiva y cruenta que la cirugía a cielo abierto del bypass o puente coronario. 

Desafortunadamente, Gruentzig, quien era piloto, murió junto a su esposa en un vuelo de avión que él pilotaba, el 27 de octubre de 1985 en el condado de Forsyth, Georgia, EE.UU.

Debido a la reestenosis, que puede ocurrir después de la dilatación de los vasos coronario, en 1986, Puel y Sigwart, en Francia, colocaron el primer stent (armazón o malla extensible de acero, en forma de tubo), que se coloca después de dilatar la arteria para evitar que se vuelva a estrechar.  En 1994, la FDA de EE.UU., aprobó su utilización. 

Desde 1999 se usan los stents con cubierta liberadora de medicamentos para reducir aún más la reestenosis después de la angioplastia transluminal percutánea (PCTA).

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