Aníbal precisa

Mi compadre Aníbal de Castro me escribe a propósito de mi columna de la víspera. Lean ahí: “Gracias por esos comentarios elogiosos sobre mi desempeño como embajador de la República Dominicana en Washington. Los comparto en partes iguales con&#8230

Mi compadre Aníbal de Castro me escribe a propósito de mi columna de la víspera. Lean ahí: “Gracias por esos comentarios elogiosos sobre mi desempeño como embajador de la República Dominicana en Washington. Los comparto en partes iguales con los esforzados diplomáticos dominicanos que me acompañan en los afanes diarios, entre los que figura con precedencia la defensa de nuestro país. No yerras en el análisis sobre el aprovechamiento de las circunstancias presentes para arrojar combustible a la hoguera en la que mansos y cimarrones tratan de consumirnos,  a propósito de la sentencia del Tribunal Constitucional. El reporte del CSIS es uno de esos atrevimientos que en modo alguno puedo pasar por alto. Fíjate que antes de hacerlo público fue filtrado a los medios. Yerra por el despropósito que lo anima, que no es otro sino restar legitimidad a la presente administración y desprestigiar instituciones como el Poder Judicial. Pero también por la inconsistencia de los argumentos, los tantos desaguisados y conclusiones erróneas. Como ya escribí, no pasa de un eco de las argumentaciones que a diario hace un sector de la oposición. Recalco un sector de la oposición, porque una de las muchas debilidades del reporte radica en que sirve de vocero a la facción derrotada de un partido. Es la razón de que sean tan escasos los defensores. Me reuní con el presidente del CSIS, el doctor John J. Hamre, a quien expuse mis quejas sobre la falta de objetividad en el informe. Y porque, además, se permitiera que el director en Washington de Human Rights Watch se despachara como expositor único en una jornada de oprobios contra el país. Tengo una reunión pautada con Carl Meacham, el autor del infeliz reporte, a quien le reiteraré la falta de balance y propiedad académica en lo que escribió. La maldad de estos dominicanos a que aludes en tu columna tiene varias vertientes. Aprovechan un tema controvertido y que sectores de la comunidad internacional han tergiversado. En coalición con esas fuerzas,  no vacilan en acudir a falacias y calumnias. Quieren ganar en un debate de dudosa credenciales lo que no consiguieron en las urnas ni en las instancias judiciales. Recibe un abrazo de quien te aprecia”. ¿Cómo les quedó el ojo…?

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