Añoranzas de tiempos idos (2)

Son los míos, recuerdos de un Santo Domingo romántico, de corte pueblerino e ínfulas de gran ciudad, espacio de tiempo marcado con el sello de la dictadura. Período de informaciones limitadas o torcidas por el sistema oficial, donde el “orden” &#

Son los míos, recuerdos de un Santo Domingo romántico, de corte pueblerino e ínfulas de gran ciudad, espacio de tiempo marcado con el sello de la dictadura. Período de informaciones limitadas o torcidas por el sistema oficial, donde el “orden”  era la cotidianidad junto al continuo “ensalzamiento” de “Su Excelencia” hasta el endiosamiento y el bombardeo de ridículas frases estereotipadas que todo lo “trujillizaba”.

Eran tiempos de los eternos rivales: Licey y Escogido con sus figuras importadas de grandes felinos exóticos, que en el “pley de la Normal” exaltaban las pasiones. Las Estrellas Orientales, con su también importado elefante como figura y las Águilas Cibaeñas con el ave reina americana, anidando en los corazones del valle del Cibao, completaban el circo desde el 24 de octubre, cumpleaños del “Jefe” hasta principios de febrero.

La Voz Dominicana, evolucionada de La Voz del Yuna, radioemisora y luego red de TV, portavoz oficial del gobierno a la vez propiedad del bolsillo privado de Petán Trujillo, rudo, “braguetudo” e insignificante cuatrero convertido por su hermano en teniente general de “chuflai” del Ejército Nacional, que hizo de Bonao su feudo, como dueño y señor de vidas, hacienda y honras. Su mayor aporte a la cultura popular fue la Semana Aniversario, en agosto, maratónicas presentaciones en las que desfilaban las figuras artísticas más renombradas del cine y la farándula latina y una que otra estrella de los Estados Unidos, culminando en un ruidoso y alegre desfile por calles céntricas. Cantantes de moda, las más bellas mujeres del cine, los más renombrados artistas…
La “Tanda Vermouth”, cine a las 10:30 de la mañana del domingo, en las mejores salas: Olimpia, Santomé, Élite, Rialto, Leonor, Independencia.

Domingos también, el Matinée, a las 3:00 de la tarde, donde se proyectaban series como Flash Gordon y Buck Roger, que hoy parecerían ridículas a niños; otras de vaqueros como Roy Rogers, El Llanero Solitario o mejicanas como El Santo. De esas épocas, “Tamakún, el vengador errante”, novela de la radio cubana, de tremendo impacto mercantil que cautivó a niños y mayores. Príncipe hindú que luchaba contra su malvado tío Sakiri el Negro, quien había asesinado a los padres de Tamakún para apoderarse del Reino de Saracardi. Luis Carbonell, declamador cubano de poesía negroide que divirtió a muchos con “Los quince de Florita” y muchos otros. Tongolele (Yolanda Montez), con su “mechón” vedette contorsionista de rítmicas caderas. Eda Lorna, María Antonieta Pons y otras desfilaron en los escenarios dominicanos proyectando más tarde a Mayra, el Ciclón del Caribe, a Angelita Curiel, la Mulatona, y a muchas otras tantas vedettes de fuego, energías  y cuerpos criollos.

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