La ansiada reforma policial

Desde hace muchos años la sociedad dominicana requiere una reforma de nuestra Policía Nacional.

Desde hace muchos años la sociedad dominicana requiere una reforma de nuestra Policía Nacional. Hacia finales de los años 90 un grupo de empresarios formamos el Consejo Nacional de Prevención del Crimen. Trabajamos de cerca con la Policía desde diferentes ángulos. Uno de los primeros fue la policía comunitaria como forma de acercarla a los barrios y cambiar la imagen de una institución represiva hacia la de una institución que estaba del lado de la población, incluso, con obras pequeñas pero importantes como era la de reparación de canchas de básquetbol, volibol, y hasta la instalación de transformadores y luces para mejorar la seguridad de los barrios.

Nuestra actividad ha sido siempre de bajo perfil, donde los empresarios agrupados en Coneprec reconocemos en Salvador Figueroa la bujía inspiradora. Nuestro trabajo ha sido más o menos efectivo dependiendo de la visión del jefe policial de turno, pero siempre hemos estado presentes buscando no solo mejorar la seguridad ciudadana, sino lo más importante, dignificar la condición de nuestros policías.

Hace unos días un oficial de la Policía me decía que es la mejor de América Latina comparando los salarios de miseria que reciben para salir a las calles a protegernos dejando en sus casas enormes necesidades económicas y la posibilidad de que en el cumplimiento de su deber su esposa y sus hijos se conviertan en viuda y huérfanos.

Pensemos por un momento que un mayor de la Policía gana sin las especialidades 16 mil pesos; el empleado encargado de mantener los jardines de una fábrica puede ganar perfectamente casi 14 mil pesos, recibe dos salarios de bonificación, asistencia escolar, subsidio de alimentación, seguro médico y uniforme. ¿Puede compararse el nivel de responsabilidad y de riesgo entre uno y otro?

La semana recién pasada la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus) celebró un almuerzo que contó como oradores al ministro de Interior y Policía, al jefe de la Policía y al procurador general de la República. Todos presentaron cifras donde la criminalidad ha disminuido comparada con años anteriores, a pesar de que la ciudadanía aun no percibe esa mejoría y son pocas las familias que de una forma u otra no han sido afectadas por alguna de las modalidades de atraco que se ingenian los que hacen de su modo de vida el robo.

Sin duda, y las cifras del Procurador lo demostraron, no estamos a niveles de países cercanos donde las cifras de asesinatos duplican las nuestras; sin embargo, el propio Procurador admitió que las nuestras duplican la de los países donde el crimen ha sido controlado.

El presidente Medina ha creado una serie de comisiones de veedurías y una de ellas está en la Policía Nacional. Personalmente creo que debe ser un paso intermedio hacia crear instituciones que sean responsables por sí mismas, sin la necesidad de que comisiones velen por el buen uso de los recursos, por la eficiencia de las contrataciones y por la ejecución de los objetivos de la institución de que se trate.

Es importante mantener el carácter honorífico de estas comisiones para no seguir llenando el país de entidades que hagan a nuestro Estado no solamente más burocrático, sino mucho más caro. Siempre recuerdo el caso de miles de consejos que por años fueron honoríficos y ahora sus miembros ganan más que un ministro de Estado, y el caso de los regidores que no solo eran honoríficos, sino que eran honorables.

Pero sin duda toda la atención que ha puesto el Poder Ejecutivo, los legisladores, diferentes instituciones de la sociedad, los partidos políticos y la sociedad en su conjunto sobre una reforma de la Policía Nacional es algo que debe llevar esperanza a que los números que oímos de manos de Francisco Domínguez Brito serán pronto mucho mejores y que nunca llegaremos a los estados de inseguridad que viven algunos países vecinos y de los cuales muchos dominicanos hemos sido testigos.

Avancemos, pues, hacia la Policía que hemos soñado siempre, exijamos mejores policías, pero recordemos que los países se dan la policía que pagan; estamos en un punto interesante, manos a la obra, hagamos el cambio. Sin duda nos beneficiará a todos y estaremos en las primeras páginas de los periódicos como uno de los países más seguros para el turista, para la inversión extranjera y para todos nuestros conciudadanos.

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