Hace unos días nuestro compañero en elCaribe, Carlos Sánchez, publicó la primicia acerca de que Orlando Antigua iba a ser escogido como dirigente de la selección dominicana de baloncesto de cara al Premundial de Venezuela a finales de agosto.
Como puede observar en esta doble página, ayer conversamos con Eduardo Najri, gerente general del equipo nacional, quien no negó ni confirmó lo publicado por elCaribe. Eso me da a entender que ciertamente será Antigua quien se encargue de la escuadra para este evento, lo que para mí es una magnífica decisión de los responsables.
Siempre he propugnado, y hasta he escrito sobre el particular, porque sea un dominicano el escogido y muy especialmente ese dominicano. Mi parecer hoy es el mismo desde hace mucho tiempo: Antigua es el dirigente natural de esa selección. Sin bien su carrera como estratega no se formó en República Dominicana, no hay dudas de que tiene muchos atributos, muy especialmente el hecho de que ha jugado en el país y también ha vestido la franela tricolor.
Antigua ya ha estado en tres eventos y es obvio que conoce al dedillo al núcleo de jugadores que forman la preselección, amén de que habla el mismo idioma del equipo. Se lleva muy bien con los jugadores y su figura no deja de inspirar respeto debido, entre otras cosas, a lo alto de su investidura al ser asistente de un reconocido dirigente en una de las más importantes universidades en el sistema de baloncesto de la NCAA.
Vale destacar que Antigua ya ha recibido importantes ofertas para convertirse en el coach principal en varias universidades norteamericanas, pero las ha rechazado porque sencillamente no son de su agrado. Pero aparte de ese inminente nombramiento, lo que también me complace sobremanera, y esto sí es oficial, es que Antigua será apoyado por una matrícula casi total de asistentes dominicanos, algo que considero un notable paso de avance para esa clase en República Dominicana.
Le deseo lo mejor a Antigua y a su staff y estoy seguro de que bajo su mando la selección cumplirá una meta que anhelamos desde 1978: competir de nuevo en un Mundial.
¡Enhorabuena!
