Aplauso para la policía

Habla muy bien de la Policía Nacional y del Ministerio Público la forma y el fondo del proceso que descubrió la urdimbre que precedió al rapto y posterior ejecución del comunicador de La Romana, José Silvestre. Con el apresamiento de la mayoría

Habla muy bien de la Policía Nacional y del Ministerio Público la forma y el fondo del proceso que descubrió la urdimbre que precedió al rapto y posterior ejecución del comunicador de La Romana, José Silvestre. Con el apresamiento de la mayoría de los participantes en el crimen, las autoridades demostraron que cuando se quiere se puede.

Casos como ese motivan a cualquiera a acrecentar la confianza hacia quienes tienen el deber constitucional de velar por el cumplimiento de la Ley y por la mejor forma de aplicación de justicia en una nación que no resiste más violencia y amenazas por parte de los sectores enemigos de la paz, la tranquilidad y el estado de derecho. Ahora hay que esperar que la Justicia juegue su rol, como tiene que ser, y que todos los que tengan algún tipo de responsabilidad en la retención forzosa primero y posterior asesinato del citado comunicador, sean llevados al banquillo de los acusados para que reciban la más severa de las penas para casos como ese.

No importa que sea cuestionable o no el comportamiento ético del comunicador malogrado ni tampoco ahora, después de muerto, sea asido algún argumento de posible nexo de este con sectores nom sanctos de la zona, de lo que se trata es de que la sociedad se sienta protegida, blindada, contra los que en base al poderío de sus fortunas se creen dueños no solo de la verdad, sino también de quien tiene derecho a vivir o morir, conforme a sus métodos de violencia y de muerte.

RECLAMOS DE JUSTICIA

Con la misma vehemencia con la que saludamos y aplaudimos a la Policía y al Ministerio Público, también reclamamos, junto a una inmensa mayoría de ciudadanos y ciudadanas, para que las autoridades se esmeren en el esclarecimiento de otros crímenes aún pendientes de justicia, para satisfacción no solo de las familias y allegados afectados, sino para la tranquilidad de una sociedad que requiere mayores niveles de seguridad y de protección por parte del Estado.

Esperamos por el esclarecimiento de la muerte de Manuel Castillo, otrora fotógrafo del diario El Siglo y de otros medios cuando trasladaba en un vehículo de su propiedad valores a depositar en la avenida Bolívar conduciendo y siendo interceptado, hace ya casi cuatro años.
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