Aprendiendo a comer saludable

Durante los 65 años que tengo en la práctica médica, especialmente dedicados a la cardiología, haciendo énfasis…

Durante los 65 años que tengo en la práctica médica, especialmente dedicados a la cardiología, haciendo énfasis en la prevención, he realizado incesantes estudios sobre la alimentación y las dietas. Prefiero usar el término  alimentación, y no dieta, porque la gente interpreta la palabra dieta como restricción o régimen que se impone a los enfermos.

Pero yo no me he limitado a estudiar este tema sino que he usado mi cuerpo como un laboratorio para tratar de probar lo que conviene mejor a la salud. Lo que escribo es más bien basado en un régimen alimenticio que a mí me ha dado buenos resultados.  Si nos llevamos de las innumerables dietas que se publican, y que periódicamente se ponen de moda, nos ocuparía mucho espacio y nos podría generar confusión.

Los expertos en nutrición saludable, entre ellos incluyo al Dr. Andrew Weil, recomiendan una alimentación balanceada, en la siguiente proporción: 50-60% de carbohidratos, 15% de proteínas y no más de 30% de grasas.  Se sugiere comer carbohidratos complejos, no procesados, que tienen buena proporción de fibras y un índice glicémico bajo. 

Debe limitarse la ingestión de grasas saturadas (procedentes de animales y de lácteos), y las grasas “trans”, llamadas así a las modificadas artificialmente por la industria mediante la hidrogenación total o parcial.

Se entiende por “Indice glicémico” a la medida en que los diferentes carbohidratos elevan la glucosa en la sangre después de la comida.  Mientras más  rápidamente se eleva la glicemia después de la ingestión de un alimento, mayor es el índice glicémico, mayor la liberación de insulina y mayor el potencial dañino de los efectos tóxicos de la elevación de glucosa en la sangre.

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