El Gobierno iniciará un programa piloto de erradicación de la tuberculosis bovina en cuatro provincias de la costa norte, para detectar animales que puedan estar afectados por la enfermedad.
Las acciones las implementará la Dirección General de Ganadería (Digega) con el objetivo de sacrificar esas especies y luego declarar la primera zona totalmente libre de tuberculosis bovina del país.
Las provincias son Puerto Plata, Espaillat, María Trinidad Sánchez y Samaná. El programa es uno de un componente de cuatro, en los que se trabaja para robustecer el sector ganadero dominicano y para colocarlo a tono con las exigencias de una actividad como esa.
Por años la ganadería pareció ser la cenicienta del sector agropecuario, en términos de asignación de recursos, a juzgar por la cantidad de críticas y pedidos que se formulaban desde ese ámbito.
Para este año, si bien los recursos no son los que se requieren, al menos las instituciones estatales vinculadas al ramo y el propio presidente de la República han dado señales de que el tema les interesa. Incluso, elCaribe se enteró de algunos fondos especiales que se disponen para afrontar los desafíos sanitarios que tiene el mundo actual.
Y parte de esos fondos servirán para atender otros tres programas en los que está involucrada la Digega.
Uno de ellos es trazabilidad, el otro es el programa de control de la encefalopatía espongiforme bovina (enfermedad de la vaca loca), y el último (pero no menos importante) el de capacitación en buenas prácticas ganaderas del personal que debe lidiar con ese tema.
El director de Ganadería, Bolívar Toribio, planteó que el país tiene que competir con un grupo de naciones, algunas de las cuales son líderes, pero tiene que hacerlo con la producción de alimentos a precios asequibles y con inocuidad alimentaria. En el país hay zonas como el sur que en los últimos diez años no han tenido presencia de tuberculosis.
La aspiración es en cuatro años poder declarar al país libre totalmente de tuberculosis, pero para eso se requiere seguir contando con los recursos actuales (asignaciones del Presupuesto General de la Nación y respaldo del gobierno de Estados Unidos, como ocurre actualmente).
El proyecto sobre control de tuberculosis requiere una inversión para gastos de operación de unos US$33 millones, y además de la costa norte se aspira ser extendido a Peravia y a Monte Cristi. El programa lleva aparejadas otras líneas de sanidad, para las cuales también se ha recibido recursos.
Respecto a la trazabilidad, esto tiene que ver con la identificación animal, individualizada e irreemplazable. Abarca el registro de productores, de compra y venta de ganado y el registro de los centros de sacrificio de animales en toda la costa norte y otras zonas del país.
Eso supone prácticamente una revolución en la ganadería, que según Toribio “lamentablemente en el país se mantiene sin control” y pocas fincas tienen una identificación individual.
Parte de los trabajos en trazabilidad implica colocar en ambas orejas de las reses aretes antes de los seis meses de vida, que deberá llevar para ser trasladado, con su correspondiente ficha o pasaporte y no podrá moverse si no cuenta con esa identificación.
Eso tiene efectos colaterales beneficiosos de alto impacto, especialmente en el control de movimiento de ganado, para evitar el robo de reses y para evitar que los animales positivos a la tuberculosis vayan directamente al matadero.
Se trabaja para que los males no se produzcan
Trazabilidad significa seguir el rastro de un alimento o bien desde el lugar donde se produce (finca, en el caso de la vaca) hasta donde llega, lista para el consumidor. El sistema que se busca implementar en el país está homologado con las naciones de Centroamérica. República Dominicana tiene un código internacional, el 214 para ese tema.
Al país se le ha asignado también un color específico. Eso significa colocar a la nación en la mesa o línea de los competidores mundiales. El país que no tenga establecido un sistema de trazabilidad no podrá exportar carne. Eso tiene que estar establecido de manera precisa.
En cuanto a la vaca loca, esa enfermedad es totalmente exótica para República Dominicana, pero, como en otros países, hay que dar evidencia internacional de que se está asumiendo el control de cualquier riesgo que pudiera haber para que la enfermedad se produzca en el país.
La enfermedad normalmente se asocia al consumo alimenticio (de la vaca) dentro de los cuales pudiera venir la proteína que pudiera causa el síndrome. Eso es, por ejemplo, la harina de carne y hueso. Hay que decir, que en el mundo hay mucho control sobre eso.
