Santiago. Sentados en block, en los hierros de las deterioradas sillas, es los habitual entre los cientos de pacientes que aguardan turno para consulta en los 30 metros de pasillo a la entrada del hospital regional José María Cabral y Báez. Los trabajos de reconstrucción del centro hospitalario iniciaron hace dos años y a la fecha se desconoce cuándo será concluida la primera etapa, prometida para entregar en enero del 2015. A la entrada principal por la calle Sabana Larga, la puerta enrollable está a punto de desplomarse entre las hojas de zinc que separan del espacio intervenido en el ala este del hospital.
En los 30 metros de pasillo, dos secretarias en cada esquina toman los datos de los pacientes, mientras en ese corto trayecto, cientos de personas deben permanecer sentadas bajo los palos que sostienen el deteriorado techo, que además presenta filtraciones y cuando llueve los usuarios se ven obligados a mojarse.
Los que deben acudir con asiduidad al Cabral y Báez, lo ven como una verdadera tragedia humana. Pastora Aracena, del sector Los Salados, al norte de Santiago, alzó las manos y se las puso en la cabeza, cuando el médico le puso cita para dentro de un mes. Aracena sabe que cuando regrese junto a un pariente, tendrá que disputarse un espacio en este deprimente lugar.
Un médico radiólogo entrevistado por elCaribe y que no quiso identificarse, reconoce las complicaciones de ofrecer los servicios sanitarios entre tantas precariedades. “Hasta ahora no han llegado al área de radiología, pero sé que será complicado”, expresó. Para poder hacer frente a las dificultades de estrechez en que deben ofrecer los servicios, varias áreas fueron mudadas al patio de la entrada principal de la calle Sabana Larga, donde ofrecen las atenciones de salud en furgones.
Mientras, las quejas de los médicos obligó a trasladar áreas de consulta al Edificio Profesional del entonces Banco Nacional de la Vivienda, que funciona entre la avenida Las Carreras y 27 de Febrero.
