Cada ser humano es único e irrepetible debido a esa magia que integra la herencia y los factores del medio ambiente. Esa exclusividad se expresa en cuatro aspectos: lo intelectual, que es la capacidad para comprender, pensar y resolver problemas; lo emocional, referido a los sentimientos; lo social, que es la forma en que nos relacionamos con los demás; y lo conductual, que son las acciones que ejecutamos como consecuencia de los factores anteriores.
Atención a la diversidad es un concepto que surge en el ámbito educativo como una respuesta del sistema para garantizar la inclusión de todos los grupos humanos que conforman la sociedad. Propósito bastante ambicioso, pero que hace el intento de hacer justicia. Se refiere al conjunto de acciones curriculares que se toman, en nuestro caso por parte del Ministerio de Educación, para dar respuesta a las necesidades educativas particulares, sobre todo de los grupos que están en desventajas socio-culturales o de vulnerabilidad. Ya sabemos que estos grupos “especiales” no solo estuvieron excluidos del sistema y de la mayoría de los espacios sociales, sino que con ellos se cometieron muchas injusticias y violación a sus derechos.
Por mucho tiempo, lo que primaba en el ámbito educativo de todos los niveles fue el pensar y programar para la mayoría, o sea la normalización, estadísticamente hablando. Si la mayoría respondía adecuadamente a la evaluación estábamos tranquilos. Esas dos minorías en la curva de Gauss no importaban. Por eso me parece un acto de justicia el que estemos haciendo este intento de inclusión. Si bien es cierto que aún es mejorable el programa y que debe aumentar su cobertura para dar respuesta eficaz, consideramos que estamos en el camino de lograrlo. Estamos lejos de poder dar una atención individualizada a cada estudiante del sistema, pero debemos tenerlo como el ideal. “Estandarizar la educación no hace más que limitar la educación de nuestros alumnos, porque frena las aptitudes y el talento. A mayor estandarización mayor fracaso escolar, mayor abandono escolar” (Moll, S.).
