Se atrevió a soñar

Se encuentra en la etapa final de la excavación. De la propuesta que hizo al Consejo Supremo de Antigüedades en Egipto en el 2005, ya ha…

Se encuentra en la etapa final de la excavación. De la propuesta que hizo al Consejo Supremo de Antigüedades en Egipto en el 2005, ya ha demostrado el 80%. Lo primero, que el templo Taposiris Magna, ubicado a orillas del Mediterráneo, a 45 kilómetros de Alejandría, y que fue dedicado a la diosa egipcia Isis, era el más importante de ese periodo histórico y que sí fue terminado. Que si excavaba iba a encontrar túneles, cámaras subterráneas y pasadizos, uno de los cuáles le llevaría a la tumba de Cleopatra. Hasta el momento, todo está comprobado, excepto la tumba de la amante de Marco Antonio.

Otros arqueólogos habían descartado por completo lo que Kathleen Martínez ha demostrado es cierto. Sí, ella cambió la historia y está construyendo una nueva, real y que lleva su nombre y el de su país. Razón para sentirse orgullosa, y a pesar de ello, no hizo ningún ademán de delirio de fama durante los 50 minutos de nuestra entrevista. Cuando hablaba de los hallazgos, siempre lo hizo en plural: «nosotros hemos…».

Podría pasar fácilmente inadvertida si no fuera por la fuerza de su mirada, que se dibujan en unos ojos expresivos, maquillados como el de su admirada Cleopatra. Es de hablar pausado, gestos amables y correctos; sonrisa tímida y apariencia discreta.

Responde las preguntas con soltura y en un tono bajo, que en el grabador se escuchaba como apenas un susurro. Se nota que está programada para la preguntas. Pero, cuando le toca hablar de ella, de su experiencia, de sus sacrificios, el tono cambia. Piensa antes de responder y su semblante se torna reflexivo. Ha sido muy difícil el camino que conduce a alcanzar sus sueños: encontrar la tumba de Cleopatra y devolverle a la humanidad la pieza que falta en el mítico rompecabezas de la cultura egipcia.

¿Qué hay hasta ahora? Diez cámaras subterráneas, la placa de la fundación del templo, monedas con el rostro de la misma Cleopatra (imagínense su asombro, fue la primera que encontró) y Alejandro Magno y, el más grande de todos: el gran cementerio con 27 tumbas, que indica que los súbditos quisieron ser enterrados cerca de sus soberanos, de los cuáles uno puede ser Cleopatra. ¿Qué la hizo creer que así fuera? El hecho de que se hiciera picar por un áspid, le hace intuir a Kathleen que se trató del inicio de un acto religioso. La serpiente en la antigüedad es símbolo de protección, de la vida después de la muerte… es decir, que Cleopatra, según la teoría de Martínez, quiso ser enterrada en un lugar más espiritual y escondido, que famoso. Y eligió este templo porque deseaba Cleopatra vincular su imagen con la de Isis y la de su esposo y hermano Osiris, con la de Marco Antonio. Una vinculación que la dotaría de su aire de diosa.

Al parecer su teoría tiene sentido. Mientras espera que se reanuden las excavaciones a finales del otoño, Kathleen ha hecho una alianza con el científico chino Ng Tze- Chuen, que tras la entrevista publicada en National Geographic a Martínez, quiso ayudarla desinteresadamente. Para colaborar con la búsqueda está diseñando un aparato de alta tecnología que le permitirá penetras a zonas subterráneas sin necesidad de que arriesgue su vida, afecte las tumbas y pierda tiempo.

Vas detrás de un sueño tan inverosímil, con opiniones negativas encontradas, gente que no creyó en ti… ¿Qué te hizo ser tan obstinada y te dio la seguridad de qué ibas a encontrar lo que estabas buscando? Inicialmente esas opiniones negativas sí llegaron a detenerme. Quizá por eso no me decidí antes. Todas las personas queridas para mí (familia y amigos), me decían «es una locura, no vale la pena que vayas». Que era imposible que desde la R.D., yo tuviera una teoría de dónde estaba la tumba de Cleopatra. Tu sentido común te hace entender que sí, que es cierto. Pero un día entendí que si yo pienso esto, no importa lo que los demás me digan. Que probablemente tienen razón, pero yo quiero intentarlo. Y ahí decido irme.

Nunca había viajado a Egipto. Me fui con todas mis mascotas, con lo que había escrito durante años, pensando que aquellos lugares ni siquiera existían. Pero todas esas ideas que parecían una locura aquí, tomaron forma allá, en las arenas del desierto. Eso me fortaleció mucho para presentar el proyecto. Yo sabía que iba a ser casi imposible, pero no perdía nada con intentarlo. Me tomó prácticamente un año. Me lo aprobaron contra todo pronóstico y dentro de una competencia.

Una vez inicié el proyecto, a pesar de los permisos, nuevamente no recibo apoyo de nadie. Una vez sola, me di cuenta que no podía detenerme. Esa etapa fue la más difícil. A pesar de haber logrado todas esas cosas, aún me decían que no perdiera mi tiempo. Mi teoría contradecía y dejaba esos libros sin ningún sentido. Yo venía de República Dominicana, ellos venían de universidades más prestigiosas de Europa, tenían un renombre; se burlaban de mí constantemente para desmotivarme.

¿Cómo enfrentabas esta situación, cuál fue tu arma de defensa? Es que yo siempre he estado segura de que es así. A mí no me afectaba, pero sí a mi equipo. Cada mañana tenía que motivarlos nuevamente; les decía que los europeos no habían encontrado nada, eso no significaba que nosotros no podíamos encontrarlo. Por el contrario, que era para nosotros un gran reto cambiar lo que habían escrito, cambiar la historia. Y lo hemos logrado. Al día de hoy, científicamente, la comunidad arqueológica mundial ha reconocido que en esa zona hay una tumba real por todas las evidencias halladas. Yo digo que sí, que hay una tumba real y que desde mi punto de vista y para completar mi teoría, es la tumba de Cleopatra.

Y si no es así. ¿Estás preparada para el «no»? Es que los hallazgos que hemos logrado ya cambian la historia de toda la zona y de la arquitectura de los templos egipcios para siempre. Ya hemos hecho un aporte importante a la egiptología: el cementerio más grande jamás descubierto en Egipto.

Ese lugar se va a convertir en un museo en Egipto que va a llevar la bandera de R.D. No podemos decir científicamente que es así hasta que no entremos y encontremos las evidencias, pero el hallazgo del cementerio sabemos que es la tumba de un faraón griego. Sabemos que es la corte de varios faraones porque hay diferentes tumbas, divididas todas alrededor del templo. Esta corte quiso estar enterrada, protegiendo a este faraón o varios faraones que están ahí. Si no se trata de la tumba de Cleopatra, va a ser igualmente importante. Pero aunque la tumba de Cleopatra no estuviera allí, yo la seguiría buscando. No voy a dejar de trabajar en este proyecto.

¿Buscas, de alguna manera, reivindicar la figura de Cleopatra? No es a Cleopatra, es a la figura de la mujer. A la mayoría de las mujeres que brillaron en la historia de la antigüedad se les ataca su conducta, se les ataca moralmente, cuando no han logrado desprestigiar el personaje de otra forma. Hypatia, por ejemplo, fue masacrada por grupos de hombres que no entendían que la mujer podía tener conocimientos, que podía estudiar.

Cleopatra fue la primera mujer que estudió formalmente en una universidad; era una intelectual, una filósofa, que independientemente de que era reina, le dio cabida al desarrollo intelectual por amor a la cultura, ya que no tenía necesidad económica.

Lo que me interesó de ella es que trató de demostrar que se trataba de sustancia, no de género. Cleopatra fue una mujer muy avanzada para su tiempo, es lo que yo trato de plantear. Que no se aceptaran sus parejas por razones políticas eso es otra cosa, pero ella solo tuvo dos.

Además no fue la primera faraona egipcia, pero sí la única que lo hizo vestida de mujer. Dándole a la mujer el lugar que tenía que ocupar, cuando para gobernar antes tenían que perder su personalidad.

Con tantos años tras la imagen de Cleopatra, ¿sientes que se te ha pegado algo de ella, además del maquillaje de los ojos?. Los ojos me los pintaba así antes de ir a Egipto (risas). Todas las mujeres que dan el paso de salir para desarrollarse profesionalmente, ya tienen algo de Cleopatra. Tenemos muchas cosas que cubrir.

Este trabajo ha influido en su vida personal. ¿Qué tanto le ha sumado o le ha restado? Cuando se toma una decisión como la que yo he tomado, tan importante como cambiar la trayectoria de mi vida para desarrollar ese proyecto, necesariamente te afecta en tu vida privada. Actualmente no estoy casada; no siempre se encuentra una pareja que quiera apoyarte en el desarrollo de tus sueños. También soy madre. Me he enfrentado a la dificultad de no estar con mis hisjos todas las veces que he querido. Han tenido que enfrentar situaciones solos, sin mí. Espero que el tiempo que no les pude dar en cariño, afecto, en acompañarlos, se los devuelva en ejemplo de vida.

Yo pienso que no hay ningún proyecto grande que no tenga un sacrificio.

A medida, por ejemplo, que me ha tocado a mí, ser esposa, ser madre, querer desarrollar grandes ideas me doy cuenta de lo que tuvo que haber vivido Cleopatra para luchar con otros países por la hegemonía de Egipto. Es difícil.

Digamos que sí, que aparece la tumba de Cleopatra. ¿Qué hará Kathleen, volverá a dedicarse el Derecho? El hallazgo de la tumba de Tutankamon se tomó siete años. Y la limpieza de la tumba tomó cinco. No es un proceso rápido el de la limpieza de una tumba; puede tomar varios años. Sabemos ya que tenemos mucho trabajo por delante, ya sea con el cementerio que hemos descubierto o con la tumba.

Ya yo tengo los próximos 10 años ocupados y no me veo nuevamente ejerciendo la profesión de abogado. Pero me ha servido de mucho en mi búsqueda, para utilizarlo con mi equipo, para convencer a las autoridades egipcias… Creo que sí, que todas las profesiones se complementan y que no está demás ese conocimiento. Pero a través de la arqueología me siento mucho más feliz, estoy haciendo lo que verdaderamente me gusta. No creo que pueda abandonarlo. El trabajo diario en la arqueología está lleno de lo inesperado.

OFF THE RECORD

Zapatos para Kathleen

Ella es una persona con una idea muy clara de lo que quiere. «Cuando me propongo algo, yo misma soy incapaz de detenerme. Y también me siento una persona distinta, con ideas, muchas ideas que me brotan sin querer. Soy una persona que alcanzó la madurez y tuvo el valor de perseguir sus sueños». Así es como se autodefine Kathleen, una mujer de carácter pasivo pero a la vez decidido. De gustos simples como el del aroma de las rosas, por lo que cuida de llenar su casa con ellas. Le encanta el cine, el buen vino y los perfumes. Como ritual, usa varios en distintas partes del cuerpo. Su debilidad en la moda: los zapatos.

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