BANGKOK (AP).– Todo comenzó cuando tres hombres hicieron volar su vivienda en el día de San Valentín en Bangkok y terminó con una mórbida escena que más parecía tener lugar en Bagdad: Un ensangrentado fabricante de bombas, potencial terrorista, con las piernas destrozadas sobre una acera cubierta de vidrios rotos luego de una explosión accidental.
La explosión de la semana pasada en la capital tailandesa anunciaba el aparente arribo de terroristas internacionales en esta nación del sureste asiático y dejando entrever un plan supuestamente dirigido contra diplomáticos israelíes.
Hasta ahora, tres ciudadanos iraníes han sido detenidos en el caso y, esta semana, un tribunal tailandés emitió una orden de arresto de otro sospechoso iraní. El martes, la policía investigaba extrañas estampas pegadas en postes de electricidad y carteleras que podrían señalar rutas para presuntas víctimas.
Sin embargo, continúan abiertas las interrogantes sobre el autor intelectual de un fallido atentado contra una posible víctima cuya identidad quizás nunca se conozca.
