Mi balance del año 2012

Pienso que cada día tiene un sentido y un valor especial, así también lo tiene cada año, pero como no todos los días…

Pienso que cada día tiene un sentido y un valor especial, así también lo tiene cada año, pero como no todos los días son iguales, tampoco son iguales todos los años.

Mi vida comenzó a cambiar y a tener un verdadero sentido después que mis hijas vieron la luz. Quizás esto sea así para todos los padres… 

Después de la llegada de mis pequeñas muchas cosas han pasado en mi vida, unas buenas otras no tanto, pero son indefectiblemente parte de mí y de mi historia.

Están ahí, no se pueden borrar. Sin embargo, en estas cortas memorias de los últimos 12 meses de mi existencia, debo decir, sin temor a equivocarme, que he vivido por toda una vida.

A pesar de las muchas dificultades que como todos debí superar en este año, de las muchas noticias negativas, de la desbordante criminalidad que mantiene en jaque a las autoridades y en vilo a la sociedad, de los altos precios que colocan en un plano inalcanzable lo esencial para vivir, de las complicaciones propias del día a día, este 2012 para mí pasará a la historia, será imborrable.

Puedo decir que en estos doce meses viví mi propia felicidad, sentí la hermosa transformación que solo puede dar el amor, el verdadero, el que no tiene más interés que dar y recibir felicidad. Recuerdo que la cimiente de esta felicidad fue implantada en el mes de diciembre del año pasado, el día 22, para ser exactos.

Fue algo inesperado, aunque por momentos llegué a pensar que eso pasaría, apartaba la idea, más que de mi mente, de mi corazón. Sentía que su forma de verme y hablarme eran deliciosamente dulces, pero más de una vez me dije: “no se atreverá”. Creí que algo, que por ahora me reservo, se lo impediría, así que me descuidé, no tomé las previsiones y cuando se decidió, me encontró desarmada, ¡gracias a Dios!.

Su presencia en mi vida encendió las luces de mi alma, le puso brillo a mis ojos; pero más que nada, me trajo de vuelta la alegría y me hizo descubrir la mujer que soy hoy. Creo que un día se lo dije, pero hoy se lo repetiré: “Lo vivido en este tiempo supera todos los días de alegría que viví antes.

La felicidad que me das borró toda la tristeza y limpió por siempre mis lágrimas. T.A”. l

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