Cierto, el boxeo profesional de República Dominicana continúa atacado por una seria crisis, pero, además, “está secuestrado”.
Como ya se ha planteado, los boxeadores dominicanos no tienen dónde desarrollar sus normales entrenamientos. Porque en el país prácticamente no hay gimnasios. Y los gimnasios son indispensables para que el boxeador pueda realizar una ajustada preparación física. A la ciudad de Santo Domingo le faltan “tablas” para convertirse en una atractiva plaza para el boxeo profesional.
Y es que cuando no hay ídolos, pues el fanático no asiste a las carteleras que se organizan. Sin fanáticos como asistentes a las carteleras, ¡no hay plaza para el boxeo!
César Mercedes, presidente de la compañía Mangüita Boxing Promotions, es -según el consenso de comentaristas-, quien se mantiene activo en la organización de decentes carteles.
Precisamente el pasado domingo, en un hotel de Bávaro, atractivo litoral turístico de la zona este, fue celebrada una cartelera internacional en la que participaron los púgiles dominicanos Javier “El Abejón” Fortuna, Jeniffer Vicente y Víctor -Mermelada- Cayó.
Fue un buen programa, pero lo disfrutaron aficionados pertenecientes a un selecto segmento de gente que gusta del boxeo… más bien esta cartelera se montó para consumo de turistas extranjeros y algunos dominicanos.
La gran masa dominicana no tuvo acceso a ese cartel.
Otro elemento que constituye un obstáculo para que Santo Domingo sea una plaza para el boxeo profesional, es la ausencia en el país de capacitados púgiles.
Se afirma que cuando un boxeador dominicano comienza a dejar ver sus condiciones y algún promotor o empresario “le echa el ojo”, lo primero que le plantea es que debe irse a vivir a Estados Unidos. Porque en la poderosa nación del norte encontrará -y en efecto, así ha ocurrido con estelares peleadores criollos- un positivo futuro.
Es lo que ha sucedido con Joan Guzmán, Elio “Enai Rojas, Argenis Méndez y otros púgiles que por no encontrar trabajo en la tierra que los vio nacer se ven en la obligación de emigrar.
Delvin Rodríguez y Fernando Guerrero son dos pugilistas dominicanos que residen en EE.UU. al ser llevados a tierra del Tío San… y en sentido general han presentado sellos de éxito.
Rodríguez, quien además es empleado (como comentarista de boxeo) en la prestigiosa cadena deportiva ESPN, peleó por el campeonato mundial del peso welter, pero no pudo ver concretada su aspiración. Perdió por decisión dividida.
Y cuando algún promotor se lanza a organizar un cartel, en el que casi siempre participan pugilistas criollos, asiste poco público.
Cuando esto ocurre de inmediato al boxeo pagado de República Dominicana se le pone apellido: Crisis.
¿Quién responde lo contrario a tal aseveración?
Actividades de todo tipo, menos de boxeo
El coliseo Carlos Teo Cruz es un “elefante blanco”. Allí lo que menos se organiza es cartelera de boxeo… actividades religiosas, políticas y artísticas están “a la orden del día”. Carteles internacionales, como por ejemplo el que se montará el 18 de este mes en un hotel de Santo Domingo y que tendrá como principal protagonista al ex doble campeón del mundo Joan Guzmán.
Y es que, según se supo, los organizadores del referido cartel “no quieren arriesgarse” a que se filtren personas que nunca les gusta pagar boletas para ver programas boxísticos en el país.
