Brasil: Más de un millón en las calles

Sao Paulo. Más de un millón de brasileños se lanzó a las calles ayer en por lo menos 80 ciudades del país en manifestaciones donde hubo enfrentamientos con la policía.

Sao Paulo. Más de un millón de brasileños se lanzó a las calles ayer en por lo menos 80 ciudades del país en manifestaciones donde hubo enfrentamientos con la policía.También hubo nuevas exhortaciones a eliminar la corrupción en el gobierno y a ofrecer mejores servicios públicos.

La policía antimotines se enfrentó con los manifestantes en por lo menos cinco ciudades y algunas de las escaramuzas más intensas fueron en Río de Janeiro, donde aproximadamente 300 mil manifestantes abarrotaron el centro de la ciudad. Imágenes de televisión mostraron a la policía lanzando gases lacrimógenos y balas de goma contra grupos de hombres jóvenes, con el rostro cubierto por camisetas.

También se vio a otros manifestantes detenidos y acostados en las aceras.
En Brasilia la policía batalló para evitar que cientos de manifestantes entraran al Ministerio de Relaciones Exteriores, frente al cual los enojados provocaron un pequeño incendio. Otros edificios del gobierno fueron atacados alrededor de la explanada central de la ciudad, donde la policía también lanzó gases lacrimógenos y balas de goma para tratar de dispersar a los manifestantes.

También se reportaron en la ciudad amazónica de Belem, en Porto Alegre, en el sur, en la Universidad de Campinhas al norte de Sao Paulo y en Salvador.

Ayer se cumplió una semana del inicio de las protestas contra el alza de los precios del transporte público. Las manifestaciones se han convertido en un fenómeno nacional, con muchos brasileños de clase media saliendo a las calles para quejarse de una gama de problemas cotidianos en medio de un auge económico.

Protestas masivas son algo poco común en este gigante sudamericano de 190 millones de habitantes, donde las manifestaciones usualmente atraen a un pequeño número de participantes altamente politizados. Las marchas actuales tomaron por sorpresa al gobierno brasileño apenas un mes antes de una visita del Papa y un año antes de que la nación sea sede de la Copa del Mundo del fútbol.

“Pienso que necesitamos esto desesperadamente, lo hemos necesitado desde hace mucho, mucho tiempo”, dijo Paulo Roberto Rodrigues da Cunha, un residente de Rio de 63 años.

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