Con alegría he escuchado de los planes y proyectos que tiene el Ministerio de Cultura de poner al alcance de la población la posibilidad de desarrollar sus potencialidades artísticas, intelectuales y culturales. Piensan establecer en cada provincia, escuelas libres para aprender música, pintura, escultura, artesanía, hacer joyas, desarrollar talentos artísticos en cualquier área y dar charlas educativas. Las infraestructuras físicas las irán adquiriendo poco a poco, acorde a los recursos y posibilidades de las comunidades e institución.
Les darán a los líderes comunitarios, comerciantes, empresarios, la oportunidad de cooperar con su pueblo, donando equipos, instrumentos, ayudando con lo que puedan. Me informan que en La Romana facilitaron el local donde funcionaba una cárcel, para poner la escuela.
A través de este proyecto, los participantes, especialmente los jóvenes, lograrán muchas satisfacciones personales, materiales y espirituales. Es una forma de llevarlos por el camino del bien, un bálsamo refrescante.
El objetivo es que el plan sea como una sombrilla cultural abierta para abarcar la nación. De hecho, están dando pasos para elevar el Conservatorio de Música a Instituto Superior. Los estudiantes de música saldrán con una licenciatura que les permitirá seguir su carrera en el extranjero, con créditos aprobados.
También están “desempolvando” las bandas de música. Los músicos en los pueblos, volverán a exhibir su talento con orgullo e incentivarán a otros. En un año han formado 60 bandas de música. Esos proyectos dinamizan las zonas urbanas y rurales, le dan vida. Son pinceladas de alegrías. Es fabuloso vivir en el campo y tener al alcance el aprender a tocar una guitarra, pintar un cuadro, hacer joyas. Eso es posible hasta en su propio campo, en una rancheta o centro comunal, con un profesor que vaya dos días a la semana. Se ha hablado de fomentar las bibliotecas en las escuelas u otros lugares, para que la juventud se dedique a leer.
Todos estos planes van de la mano con el desarrollo turístico en las provincias, pues luego vienen las ferias, exposiciones de trabajos, que atraen visitantes.
El ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, ha dicho que “la música es la punta de lanza de la cultura, que es capaz de mover a poetas, autores y a todo el mundo”. Es verdad. Tiene un efecto mágico. Serena el espíritu de manera tal que permite pensar en proyectos hermosos como este. Ojalá que cantantes y demás artistas, ayuden a hacerlo realidad.
Lo que más me gusta, es que persigue descentralizar las actividades de la capital y diversificarlas hacia las provincias. No sólo serán las tradicionales ferias del libro, conferencias, Sinfónica, invitados especiales, condecoraciones, sino que darán oportunidad a la gente de los pueblos a aprender y hacer sus propias actividades. No se quedarán observando, con mirada lánguida, lo que hacen con sus recursos en otros lugares. Sólo necesitan que el Ministerio de Cultura, siga este plan de acción. Que les facilite el camino, mediante una eficiente oficina de coordinación provincial, que sepa tocar puertas. ¡Adelante, señor ministro, muy buen comienzo!
