Carreteras y seguridad

El pasado miércoles el presidente de la República viajó a las provincias de San Juan y Barahona para inaugurar varias obras. Como las inauguraciones suelen ser anunciadas, los vecinos de esas demarcaciones lo sabían.La gente de Quita…

El pasado miércoles el presidente de la República viajó a las provincias de San Juan y Barahona para inaugurar varias obras. Como las inauguraciones suelen ser anunciadas, los vecinos de esas demarcaciones lo sabían.

La gente de Quita Coraza, distrito municipal de Vicente Noble, provincia Barahona, desde su lógica entendieron que la ocasión constituía “un buen momento” para llamar la atención sobre sus necesidades: arreglo de las calles, mejoría del suministro de agua potable, del servicio eléctrico, construcción de una nueva escuela y de un estadio de béisbol.

Improvisaron una manifestación en la carretera Azua-Barahona. Lanzaron escombros, partes de árboles y gomas encendidas. El tránsito quedó interrumpido.

Entre quienes sufrieron el percance estaba el director de Comunicaciones del gobierno, Roberto Rodríguez Marchena, quien persuadió a los lugareños de que levantaran la protesta, con la promesa de que llevaría sus demandas directamente hasta el presidente Danilo Medina.

Desde el punto de vista de esos habitantes, fue una protesta perfecta. Lograron que alguna autoridad los escuchara. Probablemente, ya sus demandas habían sido planteadas a otras instancias públicas que no les han hecho caso, lo que confirma las mil y una demandas insatisfechas en el país.

El incidente ha permitió que varios funcionarios del gobierno sufrieran en carne propia lo que significa la interrupción del tránsito en carreteras troncales. Tuvieron la fortuna de que sus vehículos no fuesen apedreados o que ellos mismos no padecieran lesiones.

Ese hecho es una rutina peligrosa, no sólo por el impacto en la ciudadanía en general que se traslada de un destino a otro, sino la obstrucción al libre tránsito, al desarrollo de las actividades productivas y al turismo. A la seguridad del país. Pero eso no parece perturbar a ciertos funcionarios, y en particular a los responsables de la seguridad pública.

Hemos insistido en que si bien los reclamos sociales son justos, los promotores deben recurrir a los medios que provee la ley, con énfasis en las vías pacíficas.
La interrupción del tránsito en carreteras troncales o secundarias tiene que ser enfrentada con energía por las autoridades. Es una tendencia al caos que no debe generalizarse. l

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