Los católicos oran hoy por los que ya no moran en la tierra, al conmemorarse el Día de los Fieles Difuntos cuyo origen se remonta al año 325, en la época de Constantino.Fue en el siglo X que la Iglesia católica dio más carácter a la fecha y definió que la conmemoración se realizara cada el 2 de noviembre, explica el sacerdote Luis Rosario.
Sostuvo que la iglesia comenzó a honrar el recuerdo de esos seres queridos desde que existían las catacumbas, unos cementerios que antes del año 325 eran paganos, construidos a 30 metros bajo tierra. “Es natural que el ser humano mantenga el cariño que sintió por una persona aunque tenga varios años desaparecido”, opina.
La Iglesia oficia eucaristías especiales este día en las que menciona los nombres de los difuntos que la familia solicite, mientras que la gente suele visitar los cementerios para quitar la hierba de las tumbas, pintarlas y hacer oraciones. “Orar por los fieles difuntos no debe ser una evocación romántica, sino que de manera comprometida se debe vivir la fe en la resurrección”, apunta el sacerdote.
María Soriano, de 52 años, acudió ayer con una escoba, un velón y un ramo de flores al cementerio Cristo Redentor. También debió cargar con un galón de agua porque ese campo santo no dispone de ese servicio, como tampoco parece tener vigilantes.
María se quejó de que encontró abierto el panteón donde yace su madre porque le robaron el candado. “Aquí se llevan todo lo que sea de bronce o de hierro”, indica. Igual lamento tienen quienes visitan el cementerio de la avenida Máximo Gómez. A varios panteones suntuosos le han sustraído ventanas de aluminio y puertas de hierro. Allí la maleza arropa las tumbas.
