Charles Manatt fue un gran amigo de los dominicanos

El ex embajador de Estados Unidos en el país, Charles Manatt, quien falleció el pasado día 22, se distinguió por su amistad con el pueblo dominicano y su decidida colaboración en diferentes proyectos e iniciativas para el desarrollo nacional.

El ex embajador de Estados Unidos en el país, Charles Manatt, quien falleció el pasado día 22, se distinguió por su amistad con el pueblo dominicano y su decidida colaboración en diferentes proyectos e iniciativas para el desarrollo nacional.

A los 75 años de edad, este abogado y político estadounidense murió en el Kindred Hospital, en Richmond, en el estado de Virginia, por complicaciones de un derrame cerebral sufrido tras una intervención quirúrgica a la que fue sometido en noviembre pasado.

El político, que fue designado por el presidente Bill Clinton como embajador norteamericano en este país en noviembre de 1999,  promovió el crecimiento industrial, el desarrollo de las relaciones comerciales, económicas y de importación y exportación, así como la extensión de acuerdos comerciales entre la República Dominicana y los Estados Unidos, logrando impulsar proyectos que revalorizaron la economía del país, como el Puerto Multimodal Caucedo, el Aeropuerto Internacional del Cibao y las zonas  francas, donde para 2008 se generaron 124,517 empleos en todo el territorio nacional.

La muerte de este ex embajador representa una pérdida para diversos sectores de la vida nacional, pues mientras fue diplomático en el país, a pesar de hablar poco la lengua española, abrió las puertas a grupos e instituciones  dominicanas que nunca antes habían tenido relaciones con el gobierno norteamericano y así facilitó las relaciones entre ambas naciones.

El  actual embajador norteamericano en el país, Raúl Yzaguirre, a través de un comunicado emitido en ocasión de la muerte del ex diplomático,  resaltó que el señor Manatt sería recordado por ser el catalizador para que el sector privado contribuyera con iniciativas del sector público a beneficio de la sociedad dominicana. Esto puede comprobarse a través de la constante actividad que desarrolló visitando todas las provincias de la República Dominicana para  propulsar las relaciones bilaterales.

Se relacionó con todos los  sectores de la vida dominicana fuera de las áreas protocolares normales y visitó más el campo y  más proyectos agrícolas que ninguno de sus antecesores, rompiendo  esquemas  que lo llevaron  hasta visitar la Universidad Autónoma de Santo Domingo, algo casi impensable para un funcionario de Estados Unidos de su categoría.

Manatt, cuyos años iniciales de vida se desarrollaron en una finca, y que tuvo enorme éxito como inversionista en empresas agrícolas,  vio este país como una  isla que podía hacer mejor provecho de su agricultura, diversificándola y aprovechando las modernas técnicas de cultivo y mercadeo.

Visitó los poblados de Constanza y Jarabacoa, donde calificó como excelente la producción agropecuaria y expresó su interés en promover su exportación hacia su país. En esas visitas, externó su consideración de que estimaba conveniente desarrollar proyectos de energía renovable, como la producción de etanol,  así como el uso de las  energías eólica y solar. 

En sus muchas visitas a diversas instituciones del país, fue recibido y agasajado por personalidades como monseñor Agripino Núñez Collado; Eduardo Latorre, canciller en el momento de su estadía; Fernando Capellán, presidente de la Asociación Dominicana de Zonas Francas (ADOZONA), alcaldes, gobernadores, diplomáticos, empresarios y Alberto Yunén  y José del Carmen Ariza, presidentes de la Asociación de Industrias de la Región Norte (AIREN), y de la Junta Directiva del Instituto Cultural Domínico-Americano, respectivamente.

Manatt, se concentró también en el combate contra el narcotráfico y, junto a las autoridades dominicanas, en la lucha por el respeto de los derechos de la propiedad intelectual internacional y de los autores dominicanos. Al momento de su despedida como embajador, el presidente Hipólito Mejía lo condecoró con la Orden al Mérito de Duarte Sánchez y Mella, considerando el hecho de que el señor Manatt había dedicado gran parte de su vida a las nobles causas, que lo hacían merecedor de la mayor distinción de la nación dominicana.

En numerosas ocasiones, Manatt mostró su interés por promover la lengua anglosajona en el país y destacó la labor que desempeñaba el Instituto Cultural Domínico-Americano en el desarrollo de planes para extender la preparación bilingüe de la población estudiantil nacional de cara a la integración económica regional y a la implementación del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cuyas negociaciones estaban en camino en ese momento.

Santiago de los Caballeros. Esta fue la primera ciudad del interior  visitada por el diplomático, el 1 de febrero de 2000, y la única en la que estuvo en 18 ocasiones, durante los 17 meses que permaneció en el país. En junio de ese año, Manatt felicitó los esfuerzos nacionales para atraer inversión extranjera y apoyó la construcción del Aeropuerto Internacional del Cibao, el cual facilitaría el envío de carga alrededor del mundo.

El aeropuerto desde su concepción contaría con instalaciones refrigeradas, un elemento crítico en la preservación del valor de mercado de productos para la exportación, previsión empresarial que representarían oportunidades para los inversionistas norteamericanos, auguró el embajador en ese momento.

En uno de sus recorridos por la ciudad, Manatt visitó el Instituto de Desarrollo Integral Leonardo Da Vinci, y declaró estar impresionado por el impacto tan constructivo que había tenido el Proyecto Educación y Democracia en la Comunidad Educativa de Santiago (EDESA), dirigido por ese Instituto.

Cinco meses después el ex embajador calificó como un modelo a seguir y ejemplo del dinamismo del sector privado en el Cibao a la refinería de aceites comestibles de Santiago, La Fabril, la cual visitó mientras sus instalaciones estaban en construcción. También conoció las instalaciones de la empresa tabaquera de Hendrick Kelner; el Instituto Superior de Agricultura, ISA; el parque industrial de Zona Franca, la industria E. León Jimenes y Envases Antillanos, donde observó los procesos de fabricación de envases metálicos de la empresa. 

Este diplomático invaluable y reconocido tanto en el país como en el ámbito internacional, al cesar en sus funciones diplomáticas, entró a  formar parte del Consejo Directivo del Grupo M, conjunto empresarial que aprovechó sus conocimientos  para el desarrollo de  una zona  franca  fronteriza  entre Haití y República Dominicana. Gracias a sus aportes, ese Grupo ha emprendido con éxito la iniciativa  que compite con el sector textil de China.

Otro de sus aportes a la nación dominicana, fue la creación de los Auxiliares  Navales Dominicanos, un cuerpo especializado de ayuda para emergencias masivas náuticas y aéreas, formado por propietarios de lanchas, aviones  y helicópteros privados. Este programa funcionaría  junto al Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos  y al de miembros de los clubes  náuticos y aéreos para apoyar la  Marina de  Guerra Dominicana  en caso de desastres en las costas dominicanas.

Preocupación por la mujer. El ex embajador Charles Manatt se preocupó por el desarrollo de la mujer en el país y tuvo presente la defensa del género femenino. Durante sus labores diplomáticas, firmó un acuerdo con el Ministerio de la Mujer para establecer servicios legales, psicológicos y médicos para mujeres víctimas de hechos de violencia.

Además, fortaleció  la presencia de las mujeres en el proceso de  desarrollo de la República Dominicana, a  través de programas de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID).

Propulsor de las relaciones

El ex embajador en el país estableció relaciones con todos los sectores de la vida nacional. Al reunirse con el rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en ese momento, Miguel Rosado, puso en vigencia el programa de maestrías “Fulbright Laspau”, para que profesores universitarios viajaran a Estados Unidos a estudiar, tras plantear la necesidad de fortalecer las universidades públicas ante lo costosa que resultaba la educación superior privada; en su interés de promover el desarrollo del interior del país, se reunió con empresarios del sector turismo de Puerto Plata y visitó ciudades como La Vega donde resaltó la innovación tecnológica de industrias de la provincia.

Su Trayectoria

Charles Taylor Manatt, el hijo más joven de su familia, nació el 9 de junio de 1936 en Chicago. Fue criado en una granja cerca de Audubon en el estado de Iowa, Estados Unidos de América, donde ayudó a su padre a cuidar de su familia. En su adolescencia fue miembro de los Boy Scouts y de los agricultores de Futuro de América. Manatt se graduó de la Universidad estatal de Iowa en 1958 y obtuvo cuatro años después, el grado en leyes de la George Washington University, institución que lo designó como presidente emérito de su Junta desde 2001 hasta 2007 y desde donde estableció  el  programa de becas  para los estudios democráticos  Manatt Democracy Fellowship.

En 1957, Charles Manatt contrajo matrimonio con Kathleen Klinkefus, hoy su viuda. Le sobreviven, además,  sus hijos Michele; Timothy, sacerdote jesuita;  y Daniel; un hermano y cuatro nietos.

El, junto a su compañero de clases de la universidad, Thomas Phelps, fue el fundador de la firma de abogados Manatt, Phelps & Phillips LLP, considerada una de las más poderosas en los Estados Unidos y que hoy cuenta con más de 350 abogados en sus oficinas en California, Nueva York, Washington D.C. y otras cinco ciudades. También fundó el primer banco de Los Ángeles e invirtió en empresas agrícolas. Sus principales funciones como miembro del partido demócrata las ejerció entre los años  1981 y 1985, organización en la que fungió como presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC). Más adelante, tuvo a su cargo la dirección  de la campaña presidencial de Bill Clinton y Al Gore.

Entre sus compañeros de política, Manatt era llamado «El Súper Delegado», gracias a las acciones emprendidas dentro  de las estructuras y actividades del Partido Demócrata. De acuerdo a informaciones periodísticas, el cadáver del político será trasladado hacia el estado de Iowa y las honras fúnebres se celebrarán  a mediados del  mes de septiembre entre los días 13 y 18.

Amante de los deportes

El ex embajador, además de sus luchas por reinventar el partido demócrata en su país y fortalecer el clima democrático de la República Dominicana, también fue fanático del béisbol y otros deportes y las ayudas caritativas. Disfrutaba de la pelota y durante su permanencia en el país distinguió e impulsó a los peloteros dominicanos de Grandes Ligas.

Una de sus hazañas fue lograr traer al país, por primera vez en la historia, fragmentos  de las exhibiciones del Salón de la Fama del Béisbol de los Estados Unidos, donde se destacaron grandes dominicanos como Juan Marichal, Pedro Martínez y otros. Aparte del béisbol, Manatt junto a su esposa, dejaron establecido en el país “La Copa del Embajador”, campeonato benéfico anual de Golf realizado en la provincia de La Romana,  para dar apoyo a los más necesitados.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas