WASHINGTON— El ataque con un avión teledirigido en el que fue eliminado un jefe del Talibán en Pakistán es claro indicio de que a pesar del compromiso que anunció la semana pasada el presidente Barack Obama de nueva transparencia en el programa de estos aparatos, la CIA todavía lanza ataques secretos contra extremistas en el norte de esa nación, en tanto que el gobierno se abstiene de informar de estas acciones.
El dron (avión teledirigido) de la CIA despegó el miércoles de Afganistán y atacó un complejo en zonas tribales remotas de Pakistán, donde la entidad creía que estaba Waliur Rehman. El Talibán de Pakistán confirmó después la muerte de Rehman, que se cree fue uno de los extremistas clave que planearon el mortal ataque con explosivos que en 2009 perpetró un suicida contra una base de la CIA.
Sin embargo, funcionarios de la Casa Blanca ni siquiera confirmaron el reciente ataque, aunque el presidente había prometido en un discurso a la nación que sería más transparente sobre las acciones antiterroristas de Estados Unidos.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, declinó confirmar el jueves el ataque ni la muerte de Rehman, limitándose a expresar de manera general que Obama opina que tiene la responsabilidad de proteger a las fuerzas estadounidenses en el “teatro de guerra afgano” —que incluye Pakistán— y echará mano a “un abanico de opciones” para ofrecer a esas fuerzas tanta protección como sea posible.
Obama anunció la semana pasada nuevas “pautas de política presidencial” sobre las normas que su gobierno ha usado cuando decide lanzar ataques letales, como golpear un objetivo sólo si representa una “amenaza inminente” a la seguridad nacional y solamente si es imposible capturarlo.
Obama también manifestó su preferencia por usar las fuerzas militares, no a la CIA, para este tipo de ataques.