Con el cien por ciento de los votos computados, es decir, 4 millones, 566,838, ya no habrá otros resultados que no sean los que hemos conocido.
Esos datos emitidos por la Junta Central Electoral (JCE) prácticamente han sido confirmados por los levantamientos que realizaron firmas independientes que averiguaron a boca de urnas el desempeño de los diferentes partidos.
Los observadores locales e internacionales también han convenido que el proceso de votaciones fue normal, en orden y pacífico, y las quejas más acentuadas se concentraron en denuncias de compras de cédulas, la presencia de personas armadas en los recintos, persecución o represión de opositores, que sin embargo el gobierno sostiene que ocurrieron por razones de orden público.
Es decir, que los ciclos del desarrollo de las votaciones, transmisión y emisión de resultados se cumplieron, en general, en los términos de normalidad. La oposición encabezada por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) tiene sus observaciones y quejas, y se ha declarado en un período de análisis de los resultados.
El PRD tuvo un magnífico desempeño electoral, con muchas posibilidades de convertirse en la fórmula ganadora. Como tal, le asiste el derecho de averiguar, cotejar y transparentar todo lo que ocurrió. En ese sentido, requiere tiempo para expresar sus conclusiones. Es comprensible.
Lo importante es que su candidato presidencial, Don Hipólito Mejía Domínguez, ha asumido las circunstancias con mucha prudencia, bajo un temperamento moderado, viendo todas las aristas en juego.
Ayer, el candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina, durante el acto de celebración de los resultados electorales que le favorecen, emitió una declaración bien conciliadora. Recordó los vínculos de amistad que lo unen al ex presidente Mejía y su familia y expresó el deseo de restablecerlos.
El civismo es la esencia de la democracia y es estimulante que ese sea el norte que guíe a estos dos importantes actores de la política dominicana. La Nación los aplaude.
