Colectivismo

El individualismo es una filosofía según la cual, nada está por encima del derecho de cada persona a buscar su felicidad. Y el Estado debe garantizar ese derecho.Los individualistas consideran que todo lo que logra un individuo es gracias…

El individualismo es una filosofía según la cual, nada está por encima del derecho de cada persona a buscar su felicidad. Y el Estado debe garantizar ese derecho.

Los individualistas consideran que todo lo que logra un individuo es gracias a su propia racionalidad: desde la satisfacción más básica a la invención más sofisticada. Por esta razón, la riqueza que crea le pertenece.

Lo contrario a esto se llama colectivismo: el individuo debe sacrificarse por la sociedad y subordinarse a quien la representa (es decir, al Estado). Si el Estado decide que ese negocio, o ese libro, o ese precio, le hacen daño al “grupo”, no los aprueba y punto. La sociedad reemplaza al mismo Dios y los individuos deben usar sus talentos para servirle.

Ayn Rand se burlaba del concepto colectivista cuando decía que eso de “trabajar para la sociedad” no era más que un conveniente invento para que un grupo de individuos terminara obligando a otros a servirles. Qué mejor que observar lo que ha pasado en Cuba, gobernada por colectivistas desde hace más de cincuenta años, para constatar cuanta razón tenía.

Persiguiendo un programa igualitario, los cubanos empoderaron a un grupo de políticos privilegiados que se hicieron cada día más ricos a expensas de la población. El dictador Fidel Castro y los suyos tienen acceso a lujosas mansiones y una muy buena vida, mientras que al pueblo se le dificulta conseguir un jabón. No hay nada en Cuba. Y encima, la gente no puede expresarse.

El sistema le da una estocada a cualquier intento de progreso y considera imperdonable cualquier consumo superfluo (pobres mujeres, condenadas a llevar ropa anticuada y cabellos con canas).

Ahora mismo, se libran un poco de esta pesadilla aquellos que logran entrar a la industria turística (y compensan con propinas sus salarios de miseria) o los que arriesgan sus vidas y llegan a suelo americano.

Como lo hicieron tantos otros cubanos en la década de los 60. Cuando dejaron tierra colectivista y comenzaron en otra donde sus sueños como individuos fueron respetados y alentados. Donde si trabajaban se les premiaba. ¡Y de qué manera progresaron! 

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