En este lugar la boca se abre para comer; no para hablar. Y por eso es que el restaurante Green Point, es una de uno más cotizados de Brooklyn, Nueva York. Como su nombre lo indica, es un punto para los amantes de la vida ecológica y vegetariana; con la gran característica de que prima el silencio total.
No se permiten móviles, cámaras ni voces.
En una ciudad llena de tránsito, luces, transeúntes, mucho ruido y movimiento; Green Point funciona para muchos como una escapada relajadora. En una especie de templo, Nicholas Neuman, chef y cocinero del local, dice que es precisamente una inspiración espiritual la forma de comer como en los monasterios budistas; tras recoger consigo importantes experiencias de un viaje a la India. Neuman explica que esta idea también es un incentivo para saborear la comida mejor.
¿Entonces, cómo pedirles a los camareros lo que se quiere consumir?
Estos tampoco hablan, solo sonríen y gesticulan. No hace falta pedir porque el menú está escrito a tiza en la pizarra. En el caso de “Silent Meals”, se trata de un menú cerrado de cuatro platos por 20 dólares. Si los clientes no pueden más y rompen la regla de no hablar, tienen que salir a los bancos de fuera para seguir comiendo y hablando.
Debido a la demanda constante por la idea tan original, el restaurante se ha visto obligado a establecer las reservas con varios días de antelación y añadir elementos extra culinarios, como sesiones de yoga.
