Cómo lograr una comunicación efectiva

Una de las quejas más frecuentes entre personas que mantienen una relación significativa (relación de pareja, padre-hijo, hermanos, amigos, etc.) es la de «no nos estamos comunicando». Cuando esto ocurre, solemos pensar…

Una de las quejas más frecuentes entre personas que mantienen una relación significativa (relación de pareja, padre-hijo, hermanos, amigos, etc.) es la de «no nos estamos comunicando». Cuando esto ocurre, solemos pensar que los conflictos se dan porque el otro ha malinterpretado nuestro mensaje o simplemente no le interesa entenderlo. Aunque estas opciones pudieran ser válidas en algunos contextos, es importante tomar en cuenta los siguientes aspectos para lograr una comunicación asertiva, de forma tal que estos tipos de conflictos disminuyan y podamos disfrutar al máximo de nuestras relaciones (Gilbert, 1992).

1.     Iniciar afirmaciones diciendo “Yo creo, yo pienso”.  Por lo regular, cuando discutimos con otra persona solemos expresarnos diciendo “Tú me haces sentir de … forma” o “Por ti es que…”, con lo cual responsabilizamos a los demás de nuestras emociones, sentimientos y pensamientos. Para comenzar a comunicarnos de manera efectiva, es importante que nos expresemos de forma responsable, pues nadie tiene el control de cómo nos sentimos y de cómo pensamos. Al hacerlo de esta forma, nuestro compañero estará más receptivo y menos propenso a responder a la defensiva, puesto que no se percibe como culpabilizado.

 2.     No reactividad. Al discutir sobre temas delicados y de importancia puede ocurrir que demos riendas sueltas a nuestras emociones, incurriendo en una discusión acalorada. El Éxito de una discusión radica en la capacidad de ambos de transmitir su mensaje con claridad y de recibir lo afirmado por el otro con calma. Si permitimos que nuestras emociones se apoderen de nuestra mente, no podremos expresar nuestras ideas con precisión y podríamos llegar a malinterpretar el  mensaje emitido por el otro. De esta forma nuestra conversación no llegará a ningún lado.

3.     Escucha activa. Una  buena respuesta depende de una buena escucha. A veces, al discutir solemos escuchar muy poco lo que el otro tiene que decir y deseamos apresurarnos a nuestro turno para hablar. Al no tomar en cuenta la posición del otro y no prestar nuestros sentidos a escucharlo, nuestras respuestas no serán acertadas y la conversación no traerá ninguna solución. Para llegar a un acuerdo, es importante que ambas partes estén claras no sólo en sus propios argumentos sobre el problema, sino en el punto de vista del otro. Solo así podremos llegar a un punto medio donde tanto el uno como el otro quedemos satisfechos con lo acordado.

 4.     Ser directos. En ocasiones, cuando el conflicto con otra persona es muy intenso tendemos a buscar aliados (padres, hijos, amigos, compañeros, hermanos, etc.) o a desviar nuestra atención hacia otra relación o actividad (trabajo, amante, hobby, etc.). Se debe tratar el tema entre dos y solo los dos; no incluir a un tercero en la relación o en el tema de conversación para desviar la ansiedad que produce dicho conflicto.

5.     Mutualidad. Para disfrutar de una comunicación efectiva, es importante que ambas partes se sientan que tienen igual derecho a hablar y ser escuchados. No siempre nuestras conversaciones con otros se trataran sobre resolver problemas, sino que en ellas hablamos de temas de nuestra vida diaria que deseamos compartir con esta persona. Para que dicha comunicación sea satisfactoria y positiva, debemos mostrarnos receptivos a escucharnos y a brindarnos apoyo mutuamente en el día a día.

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