La Conducta

Cine cubano. Un drama infantil, en clave de melodrama. Los personajes orbitan alrededor del ansia de estabilidad, paz y amor que clama un niño (Chala) cuyo alter ego es una profesora (Carmela) a quien él ve como abuela. “Conducta” define en…

Cine cubano. Un drama infantil, en clave de melodrama. Los personajes orbitan alrededor del ansia de estabilidad, paz y amor que clama un niño (Chala) cuyo alter ego es una profesora (Carmela) a quien él ve como abuela. “Conducta” define en Cuba a entidades para individuos con disfunciones familiares y sociales; con clara evidencia de que son focos de marginación, donde –digo yo- la familia y la sociedad suelen exiliar, como única salida, aquello que les agota. El filme vierte ingeniosa narrativa de la ambigüedad entre el bien y el mal, en la historia, en la trama y en los personajes. Lo destacable es esa lucha por esclarecer los problemas en sociedad, revelando capacidad de autocrítica y vigilancia de actitudes autoritarias. Un guion con una valor perspicaz, gracias a que –me es obvio–hubo ausencia de censura y/o autocensura, y si hubo algo de eso, entonces puede que explicite que, en su puesta en escena y en su trascendencia ideológica, no profundice y deje (al libre albedrío) el debate secular sobre lo que está bien o mal, sobre quién decide y con qué vara mide, y sobre quién traza pautas o de que esas pautas lleven en sí mismas sus propias contradicciones. O, con Platón, ¿de qué solo es bueno aquello que conduce al bienestar? Es justo decir que hay un abordaje que cautiva al subconsciente y que va tejiendo la trama con el hilo de la dicotomía del bien y el mal, muy propio del cine que tanto gusta a las masas. Dos personajes claves: Chala y Carmela. Chala evoluciona con perfección. Carmela parece que nació rebelde, y lo refleja en su negación de comprensión hacia quien la enfrente aunque ella lo haya tenido como alumno y orientara para ser lo que es y a quien quizás le faltó educar suficientemente en la ternura (prima cualidad del carácter), o no trabajó a la empatía que ella, indulgente, reclama para niños en contextos críticos. ¿Todo evoluciona a su alrededor? Por supuesto, pero ella siente fallos en la devoción y entrega. Que hay una asignatura pendiente: la ternura. Cualidad que es, quizás, la única garantía de futuro en medios arropados por la desigualdad donde se extinguen las Carmelas. Nota: Quien solo vea niño-problema es que no entendió ni el filme ni la problemática.

HHHHH Dirección: Ernesto Daranas. Duración: 1 08 minutos.

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