Contratos eléctricos que “dan corriente”

Desde que a varios genios se les ocurrió capitalizar las empresas eléctricas estatales, sobre la falsa base de que el Estado es mal administrador, el pueblo dominicano ha venido siendo permanentemente estafado por un sistema eléctrico cuyo suministro&#

Desde que a varios genios se les ocurrió capitalizar las empresas eléctricas estatales, sobre la falsa base de que el Estado es mal administrador, el pueblo dominicano ha venido siendo permanentemente estafado por un sistema eléctrico cuyo suministro de energía es cada vez más precario, cada vez más caro para el consumidor, y cada vez más costoso para un gobierno que se sentía feliz cada vez que entregaba más de US$1,100 millones anuales en subsidios que no resuelven nada al pueblo, pero sí le resuelven a los generadores y a sus socios gubernamentales.

Los grandes beneficiarios del gigantesco fraude del sistema eléctrico nacional han gastado millones de dólares en campañas de opinión pública que atribuyen los males del sistema eléctrico dominicano a la gente pobre que no paga la energía, como forma de convencer a los incautos de que el culpable de la crisis eléctrica es el pueblo pobre, y no los grandes generadores asociados con altos funcionarios que han propiciado los peores contratos firmados en nuestro país.

Por décadas hemos dicho que nuestra crisis eléctrica no radica en la falta de capacidad instalada, porque tenemos 3,300 MW, superior a la demanda máxima de 2,200 MW; ni radica en las pérdidas técnicas del 35%; ni en la falta de pago por parte de gente pobre, porque solamente el 14% de la población no paga la energía, y por cada ciudadano pobre que no paga la energía, hay 6 ciudadanos que pagan el doble de lo que debían pagar. Siempre hemos dicho que la única solución al problema eléctrico nacional es la instalación de plantas eléctricas de bajos costos operacionales, de 4 a 6 centavos de dólar por KW/H, y por esa razón desde 1978 hemos sugerido sacar de servicio todas las plantas que operan con fuel oil 2 y 6, y reemplazarlas por plantas a carbón y a gas natural; pero los beneficios personales del negocio eléctrico son tan altos que han impedido aplicar la única solución funcional, y en 35 años apenas hemos instalado 800 MW a gas y a carbón, de los 2,200 MW demandados.

Ahora, cuando el gobierno de Danilo anuncia dos plantas a carbón y una a gas, para adicionar 800 MW de bajo costo operacional, y comenzar a resolver el viejo problema eléctrico que Leonel no quiso resolver, Danilo ha recibido despiadados “corrientazos” de empresarios eléctricos que se resisten a ser desplazados del lucrativo negocio, lo que en la pasada semana obligó al presidente Medina a decir públicamente: “Sé que tengo mucha oposición con lo que quiero hacer; estoy chocando con intereses muy fuertes, pero yo no puedo permitir, de brazos cruzados, que el Estado tenga que tirar al zafacón, todos los años, US$1,500 millones, para que una serie de empresas reciban beneficios”.

Danilo continuó firme: “Yo estoy decidido a construir nuevas plantas para abaratar el costo y economizar esos US$1,500 millones, que le pueden servir al pueblo dominicano para mejorar la educación, la salud, y los productores”, lo que indica que Danilo nos concede razón a quienes durante décadas hemos predicado que el grave problema eléctrico está en contratos que imponen altos precios porque utilizan combustibles caros, y pagan altas comisiones a quienes los facilitaron; contratos que no dan suficiente “corriente” al país, pero “le dan suficiente corriente” a quien intente tocarlos para desconectarlos.

Si Danilo instala plantas a carbón y a gas, podrá desconectar los onerosos contratos eléctricos que han quebrado al país y, al igual que frente al contrato Barrick, tendrá el apoyo de todo el pueblo dominicano. l

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