Washington. El presidente Barack Obama enfrentó ayer tres controversias simultáneas, en busca de recuperar el control político frente a una dura oposición republicana.Prometió que colaborará con el Congreso para asegurarse de que el servicio de impuestos no abuse de su poder, instar a los legisladores a proporcionar más dinero para fortalecer la seguridad en las misiones diplomáticas de Estados Unidos y prometer buscar un “equilibrio” entre los intereses de seguridad nacional y la necesidad de proteger la libertad de prensa.
Nombró el jueves un jefe interino para el servicio de impuestos y presionó al congreso a aprobar nuevos gastos en medidas de seguridad para prevenir otro ataque terrorista como el que ocurrió en Bengasi.
Sus esfuerzos no consiguieron satisfacer a los republicanos, que ven las controversias como una oportunidad de descarrilar la agenda de Obama para su segundo periodo. El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, sugirió que la Casa Blanca había violado la confianza de la opinión pública, y prometió que nada le impedirá hacer que el gobierno rinda cuentas. “Nada disuelve tan gravemente los lazos entre el pueblo y su gobierno como la arrogancia del poder en Washington”, dijo Boehner. “Y eso es lo que el pueblo estadounidense está viendo hoy del gobierno”, dijo.
